“Todos los médicos de diferentes especialidades tuvimos que empezar a atender a pacientes COVID porque ya no había abasto, fue en diciembre y enero la peor etapa en los hospitales”, así recordó el médico Arsenio Torres, quien fue incorporado al hospital La Margarita viniendo desde Tehuacán para hacerle frente al COVID.
A un año de la pandemia, el personal médico de los diferentes hospitales, principalmente Puebla, ha sido el único sector que se ha mantenido a flote a pesar de los diferentes hechos catastróficos que los ha sumergido como la pérdida de héroes de batas blancas, la falta de insumos en los sanatorios y el desabasto de camas y medicamentos para tratar la enfermedad.
Así en pocas palabras lo describió el doctor Arsenio Torres, especialista en cirugía, quien compartió parte de su experiencia de lo que ha vivido a lo largo de la contingencia, pues él originalmente consultaba en el IMSS zona 15 de Tehuacán y con el propósito de apoyar con sus conocimientos, llegó al Hospital de la Margarita en la capital.
“Nosotros ya habíamos escuchado de la Margarita desde que estábamos en Tehuacán y hasta que llegamos y vimos la gran cantidad de trabajo que hay, ahí nos dimos cuenta del repunte que ha tenido la enfermedad”, dijo el doctor Arsenio.
Mencionó que en dicha clínica, donde se encuentra actualmente, no sólo se dedican a atender pacientes con problemas pulmonares sino de otro tipo de enfermedades, pues en la Margarita ha tenido pacientes que necesitan de alguna cirugía como pie diabético, hernias, apendicitis entre otros padecimientos.
“No porque tengan esta enfermedad se les va a dejar de atender, las cirugías no han parado”, dijo.
El médico pasó los primeros seis meses de la pandemia sin poder ver a su familia en donde originalmente consultaba que era en el IMSS de Tehuacán y únicamente el medio por el que se podía contactar con su esposa, hijas y padres era a través de videollamadas con el fin de no exponerlas a ser portadoras de este virus.
Sin embargo, a pesar de los cuidados estrictos que tuvo, resultó positivo al COVID en junio, pero, pasando esta enfermedad pudo ver al menos dos veces al mes a su familia con los debidos cuidados.
En cuanto a su llegada a la Margarita desde hace cuatro meses, pudo vivir en carne propia lo que ocurrió en el periodo de diciembre y enero, donde prácticamente todo el hospital se llenó de personas infectadas del virus y apenas pudo bajar su ocupación hospitalaria a finales de febrero.
“Diciembre fue un mes complicado, enero ni se diga, fue ahí donde tuvimos que intervenir todas las áreas, oftalmología, ginecología a atender pacientes COVID, también me enteré de varios compañeros que murieron y que prácticamente entregaron su vida al Instituto, desgraciadamente se contaminaron”, lamentó.
Recordó que lo peor que ha vivido en el hospital y en medio de la pandemia ha sido enfrentar que su compañero de guardia haya contraído el virus por miedo, ya que apenas había nacido su hija y por ello temía por su vida y la de su familia.
“Él me pedía que no quería entrar al área COVID porque apenas su hija había nacido, pero se contagió y se vio grave en terapia intensiva, es horrible que una persona que tenía miedo de entrar se haya contaminado pero ahora está bien”, señaló.
Por último, el doctor Arsenio hizo un llamado a la población a continuar cuidándose para no ser portadores del virus, pues a pesar de que esta enfermedad ya lleva un año atormentando al país, son el ejército de batas blancas que no han tirado la toalla.
“Así como el personal médico no ha bajado la guardia y sigue combatiendo esta enfermedad permaneciendo al frente del COVID y que hemos enfrentado la muerte de nuestros compañeros, por favor no relajemos las medidas para que pronto podamos salir de esta pandemia”, finalizó.
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Fernanda Escobedo
@mf_escobedo