El saldo por estar en la primera línea de batalla contra el COVID-19 fue contagiar a toda su familia y el deceso de su padre, así lo narró Alma Flores, una enfermera del Instituto Mexicano del seguro Social (IMSS) del hospital San José, quien se infectó de coronavirus dos veces en 2020 hasta recibir la vacuna anti-COVID el pasado 13 de enero del año en curso.
A casi un año del inicio de la pandemia de coronavirus y tras estar al cuidado de los pacientes con dicha enfermedad, la enfermera del IMSS vivió un tormento al contagiar a sus cuatro hermanos, siete sobrinos y a sus padres, luego que de resultó positiva la prueba en abril del 2020 por atender a pacientes infectados en el área COVID del sanatorio.
En entrevista con CAMBIO, dijo que dicho virus ha sido el reto más grande para el personal de la salud, ya que se encuentra de por medio su salud y la de sus familias, que son el segundo escalón en peligro de la contingencia.
Afirmó que los profesionales de la salud laboran con incertidumbre en los hospitales, puesto que no les proporcionaron insumos de prevención durante los primeros siete meses de la contingencia, “el miedo más grande es llevarnos el virus a casa”.
“En abril del 2020 resulté positiva a la prueba del coronavirus, presenté pocos síntomas y como consecuencia contagié a las cuatro familias de mis hermanos, a mis dos padres, que días después comenzaron a sentirse mal”, recalcó.
Padre de la enfermera fallece de COVID-19 y toda su familia se infecta
Señaló que después del test, sus familiares con los que había convivido días antes comenzaron a presentar síntomas del virus y el caso más grave lo registró su padre, un adulto mayor de 70 años quien perdió la batalla contra dicha enfermedad en abril del año pasado.
El dolor de la pérdida, culpa e incertidumbre hicieron que Katia se cuestionara dejar el empleo por el que luchó desde los 16 años, cuando consiguió su plaza en el IMSS en una clínica de Izúcar de Matamoros.
“Después de la muerte de mi padre pensé en renunciar a mi trabajo, tirar la toalla y abandonar mi vocación, cientos de casos en el hospital que vemos diario pero cuando le toca a uno la vida se vuelve fría e incluso faltan motivos para regresar a la batalla”.
Añadió que luego del deceso de su padre y de una despedida ausente, debido a que los integrantes de su familia fueron infectados, se sigue culpando de llevar la enfermedad a casa y que ahora su familia sea un número más de las estadísticas de fallecimientos en Puebla.
Alma Flores mencionó que la ruptura de su familia fue uno de los golpes que le dejó dicho virus, puesto a que hubo una separación luego del deceso de su papá.
“Al librar la enfermedad desde casa y con tratamiento mi madre y yo salimos adelante, jamás dejé de cuidarla y nos recuperamos lento pero sin la necesidad de acudir a un hospital donde la mayoría de los pacientes salen en una camilla rumbo a una funeraria”, dijo.
El coronavirus pega por segunda ocasión a la familia Flores
En diciembre del 2020, la enfermera continuaba en la primera línea de batalla contra el COVID-19, sin embargo, presentó síntomas de la enfermedad de alta intensidad, lo que la puso en alarma y fue aislada más de tres semanas “pensaba que moriría, mi temperatura era de 39 grados, en algún momento pensé que iba a convulsionar, pensé hasta en dejar encargada a mi mamá, jamás había sentido la muerte tan cerca”.
Luego de permanecer aislada por tres semanas, Alma ‘brincó’ la enfermedad que a casi un año del primer caso en la entidad no la ha dejado de atormentar. El pasado 13 de enero recibió la vacuna anti-COVID y hace una semana el refuerzo para alcanzar la inmunidad del 95 por ciento contra dicho virus.
“Los cuidados dentro de casa se volvieron excesivos, el mensaje para las familias afortunadas a las que no le ha pegado el virus es agradecer infinitamente a lo que crean porque vivir con la enfermedad, duelo o incertidumbre es lo más duro de la pandemia”.
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Leslie Mora
@LeslieMora22