Adolfo Constanzo, también conocido como “El Padrino de Matamoros” o “El Brujo”, fue un asesino serial y líder de una secta que combinaba elementos de la santería y el vudú. A continuación, te presento su historia:
Infancia y juventud
Adolfo Constanzo nació el 1 de noviembre de 1962 en Miami, Florida, hijo de una familia cubana. Su infancia estuvo marcada por la violencia y el abuso, ya que su padre era un hombre violento que abusaba de su madre. Constanzo se mudó a México con su familia a los 15 años.
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Iniciación en la santería
En México, Constanzo se interesó en la santería y comenzó a estudiar con un brujo local. Pronto se convirtió en un discípulo devoto y aprendió a realizar rituales y sacrificios. Constanzo creía que la santería le daba poderes sobrenaturales y comenzó a atraer seguidores.
La secta
Constanzo fundó una secta que combinaba elementos de la santería, el vudú y el cristianismo. La secta se llamaba “La Familia” y tenía como objetivo principal el poder y la riqueza. Constanzo se autoproclamó “El Padrino” y comenzó a reclutar seguidores, muchos de los cuales eran jóvenes y vulnerables.
Asesinatos rituales
Constanzo y su secta comenzaron a realizar asesinatos en rituales, inicialmente con animales y luego con humanos. Los asesinatos se llevaban a cabo en un rancho en Matamoros, Tamaulipas, y los cuerpos se enterraban en fosas clandestinas. Se estima que Constanzo y su secta asesinaron a entre 15 y 20 personas.
Secuestro y asesinato de Mark Kilroy
En 1989, Constanzo y su secta secuestraron a Mark Kilroy, un estudiante estadounidense de 21 años que viajaba a México para vacacionar. Kilroy fue sometido a un ritual de sacrificio y asesinado. Su cuerpo fue encontrado meses después en una fosa clandestina.
Muerte de Constanzo
El 6 de mayo de 1989, la policía mexicana rodeó el rancho de Constanzo en Matamoros. Constanzo y varios de sus seguidores murieron en un enfrentamiento armado. Se dice que Constanzo se suicidó para evitar ser capturado.
Consecuencias
El caso de Adolfo Constanzo sacudió a México y Estados Unidos. La investigación reveló la existencia de una red de tráfico de drogas y armas que involucraba a la secta. El caso también destacó la vulnerabilidad de los jóvenes y la necesidad de mayor atención a los cultos y sectas peligrosas.
La historia de Adolfo Constanzo es un ejemplo de cómo la violencia y el abuso pueden llevar a una persona a cometer atrocidades. Su caso sigue siendo estudiado por expertos en criminología y psicología.
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