A pesar de que Tehuacán ya no es considerado un paso migratorio principal, entre 15 y 30 migrantes siguen llegando de forma esporádica a la iglesia La Preciosa Sangre de Cristo en busca de apoyo durante su travesía hacia la frontera norte del país, informó el párroco y activista Anastasio Miramón, quien ha sido testigo del creciente flujo de indocumentados, provenientes principalmente de Venezuela y Colombia.
Muchos de estos migrantes deciden separarse de las caravanas debido al cansancio extremo y, al llegar a la ciudad, solicitan refugio, alimentos, ropa e incluso medicamentos, ya que algunos presentan heridas o condiciones de salud precarias tras su arduo viaje.
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Además, advirtió sobre los peligros que enfrentan los migrantes, particularmente en relación con los “coyotes”, personas que se dedican al tráfico de personas. Mencionó que algunos migrantes, con experiencia previa en cruzar la frontera, terminan convirtiéndose en coyotes, lo que añade una nueva dimensión de riesgo al ya peligroso viaje.
De acuerdo con algunos testimonios de los propios migrantes, se sabe que aproximadamente un 10 por ciento de ellos son profesionistas que huyen de sus países en busca de mejores oportunidades.
No solo los extranjeros se ven impulsados a emprender este camino; personas de comunidades cercanas a Tehuacán, como Santa María Coapan y la Sierra Negra, también intentan cruzar hacia Estados Unidos con la esperanza de mejorar su calidad de vida.
La iglesia de Tehuacán sigue brindando asistencia humanitaria a los migrantes, pero el párroco enfatizó la necesidad de generar conciencia sobre los peligros y desafíos que los migrantes enfrentan en su camino hacia el norte.