El escenario nacional es alarmante. Lo que estamos presenciando no tiene precedente; ni siquiera en el sexenio de Calderón.
Actualmente los cárteles y organizaciones criminales se muestran imbatibles. El mensaje de los capos es muy simple: “No pueden detenernos; no importa lo que hagan; nosotros controlamos las calles y las carreteras”.
A unos días de su lanzamiento el ‘Operativo Enjambre’ ha quedado opacado por una violencia incontenible.
En Tabasco vemos un abierto rompimiento entre el gobernador Javier May y su antecesor Adán Augusto López a quien veladamente señala como protector de un mando policiaco criminal.
En días recientes masacres en Jiutepec, Morelos y Apaseo El Grande, Guanajuato, mientras Culiacán es una zona de guerra. Simplemente no vemos que los sicarios se replieguen o amedrenten.
En Puebla el 90 por ciento -sí, repetimos, el 90 por ciento-, de los nuevos mandos policiacos no saben qué hacer, ni por dónde comenzar. Hay un descarnado desconocimiento del oficio policiaco.
Ante esta crisis aquí van algunas recomendaciones para quien sepa entender.
Primer eje: el patrullaje.
Esta es la medida básica y primaria de la actividad policiaca. Patrullar es recorrer una colonia, una junta auxiliar o un municipio las 24 horas del día.
Esos patrullajes solo en horas hábiles son una ridiculez. El patrullaje debe ser una función de tiempo completo; principalmente en zonas de alta incidencia delictiva.
Simple pregunta ¿Las corporaciones municipales cumplen con esta medida básica? Por supuesto que no.
Segundo eje: operativos quirúrgicos.
Esto se debe entender como la aplicación de la fuerza policiaca directamente en domicilios donde se ejerce alguna actividad delictiva.
Por ejemplo, las llamadas ‘tienditas’, sitios de narcomenudeo donde se venden todo tipo de enervantes; desde la tradicional y cada día menos requerida marihuana hasta el cristal.
O lotes de autos que venden vehículos robados, remarcados y emplacados en Morelos o Estado de México.
Y por supuesto los cada vez menos frecuentes burdeles donde mujeres ejercen la prostitución, en muchas ocasiones bajo condiciones de explotación.
No se debe olvidar que Puebla es la plaza más cercana a Tlaxcala donde la gobernadora Lorena Cuellar Cisneros nada ha hecho por desmantelar las redes de lenocinio en Tenancingo.
Al final vamos a explicar por qué razón cada día hay menos burdeles instalados de manera formal.
Ahí en esos puntos de narcomenudeo, venta de vehículos y autopartes, así como centros de prostitución se deben implementar operativos quirúrgicos e interinstitucionales. Policía municipal, estatal, ministerial y corporaciones federales deben llegar en una acción relámpago a esos lugares.
El patrullaje por sí solo no basta.
Tercer eje: revisión de vehículos.
En Cúpula lo hemos dicho de manera insistente. El crimen organizado no se esconde; circula a plena luz del día, va de compras a los centros comerciales y toma en los antros y centros nocturnos.
Ahí es donde se deben revisar vehículos sospechosos. ¿Qué se debe entender por una unidad extraña?
Por ejemplo una camioneta Durango o Toyota Tundra con vidrios polarizados y placas del Estado de Guerrero o un Audi e-Tron con estrobos. Son unidades que resultan en extremo sospechosas.
¿Quién le instala luces estrobos a un Audi? Seguramente un sujeto que se hace pasar como comandante de alguna corporación.
Montar operativos coordinados para realizar revisiones a ese tipo de vehículos es una prioridad. Cotejar los números VIN y de serie arrojará certeros golpes a la delincuencia.
Cuarto eje: desarme.
En otros tiempos se llamaba ‘despistolización’. Ahora ante la portación de armas largas se debe entender como un desarme. A las afueras de antros y tables se deben montar operativos para revisar el interior de los vehículos.
Solo así se reducirá la portación ilegal de armas.
Quinto eje: detener la desbocada ciberdelincuencia.
En meses recientes se lanzó una campaña oficial para advertir sobre los riesgos de la compra venta de vehículos en redes sociales. Pero las acciones de la ciberdelincuencia van más allá.
Al día de hoy está al tope la venta de drogas en grupos de Whats App y Telegram que tienen miles de seguidores. Ofrecen todo tipo de enervantes en cantidades que van del menudeo al mayoreo.
Lo mismo sucede con la prostitución. A través de las referidas redes sociales se mueven cientos de fotografías de féminas que ya no están en un burdel tradicional. Ahora desde un departamento se mueven en Uber hacia moteles previamente acordados. Incluso menores de edad son víctimas de las redes de trata. Todo lo maneja un lenón, un padrote detrás de un celular.
Esta es la realidad delictiva de Puebla al día de hoy y los ejes sobre los que deben centrarse.
Como siempre quedo a sus órdenes
cupula99@yaho.com