Lo que queda del panismo se aboca a buscar la dirigencia estatal del blanquiazul. Tres son los protagonistas con posibilidades reales de sustituir a Augusta Díaz de Rivera: Adán Domínguez Sánchez (el emisario de su socio), Edmundo Tlatehui Percino y Mario Riestra Piña.
La puja por la presidencia del CDE revela otra derrota de Eduardo Rivera, un fracaso moral.
Hoy el panismo lo mira con recelo y desconfianza. Los militantes saben de la cerrazón que muestra cuando ocupa posiciones de poder. Como alcalde de Puebla el representante del Yunque se ha mostrado hermético y mira con desdén a sus correligionarios.
Rivera Pérez no es un hombre de diálogos y consensos, por el contrario, se cierra en una burbuja de incondicionales que a muchos panistas les impiden el acceso.
En segundo lugar, queda en evidencia el fracaso de su administración municipal. Nunca pudo atender la problemática de seguridad. El fiasco del helicóptero ‘Arcángel’ fue la demostración de un descalabro administrativo y un despropósito policiaco.
Su obra pública fue parca y limitada. Ni remotamente Rivera tiene las miras y los proyectos de Luis Paredes Moctezuma. Solo fue un alcalde de carpetas asfálticas y lo hizo de manera parcial.
Otra evidencia de su errada gestión son las múltiples pruebas de corrupción. Desde la irregular y amañada concesión de los parquímetros hasta los contratos a modo para la familia yunquista, como el burdo saqueo con los “box lunch”, el trienio de Rivera se caracterizó por la corrupción y la opacidad.
Hace unas semanas le hicieron el flaco favor de proponerlo para la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN, lo que desató la hilaridad de la “nomenklatura” azul. Ningún cuadro destacado tomó en serio la propuesta. Hoy parece que debe conformarse con la dirigencia estatal, pero no convence ni a los propios panistas poblanos.
Se cayó el mito de la joven promesa; se acabó la ilusión óptica que lo mostraba como un líder arrollador. Hoy los militantes dudan que pueda conducir al panismo a buen puerto.
Aunque Marko Cortés lo imponga, de hecho ésta sería otra derrota moral para Eduardo Rivera.
Al tiempo.
EL JUEGO SUCIO DE TEPOLE.
En unas semanas terminará el peor periodo de gobierno de que se tenga memoria en Tehuacán.
En las contiendas de 2018 y 2021 el entonces candidato Pedro Tepole ofrecía “el mejor Ayuntamiento en la historia”; en realidad sucedió al revés. Por mucho rebasó a otras administraciones desafortunadas.
Pedro es un sujeto sin formación, ni preparación alguna y se rodeó de sujetos iguales.
Prometió resolver el problema de la basura y no cumplió; al contrario, la crisis sanitaria se agudizó con el llamado “patio de maniobras”, un tiradero que Tepole hizo en la junta auxiliar de San Marcos Necoxtla donde aún hay unas mil toneladas de desechos a cielo abierto.
También aseguró que combatiría a la delincuencia y ocurrió al revés. Con Pedro el hampa tomó más fuerza. Esto se debe al arribo de bandas criminales relacionadas con peleas de gallos y grupos de apostadores. En realidad, al edil nunca le importó enfrentar a la delincuencia. Tuvieron que entrar fuerzas estatales y federales para frenar al crimen y aún así no se contiene.
Pero además con el polémico alcalde surgieron otros problemas. Por ejemplo, su Ayuntamiento autorizó la instalación de más ambulantes que aumentaron en 400 por ciento. Su gobierno también autorizó más bares y cantinas que cualquier otra administración en la historia.
En más de una ocasión Pedro estuvo en la mira de la Fiscalía Anticorrupción. Tenemos los números de las cinco carpetas de investigación que se iniciaron, pero su “padrino”, un poderoso empresario poblano se encargó de protegerlo contra viento y marea.
En días recientes el presidente municipal electo, el médico Alejandro Barroso Chávez ha urgido a iniciar el proceso de entrega recepción, ante la renuencia y las evasivas de Tepole.
El edil saliente sostiene una postura de cerrazón y argumenta que ese proceso se dará en los últimos cinco días. Es decir, quiere entregar el timón al cuarto para la una.
Pedro tiene dos motivaciones. En primer lugar, trata de arreglar toda la inmundicia administrativa: licitaciones simuladas, concursos ficticios, contratos otorgados a empresas fantasma, pagos sin facturas, ni documentación comprobatoria, obras sin los expedientes técnicos de rigor.
La corrupción y el desaseo administrativo son salvajes. Simplemente algo nunca visto.
La segunda motivación de Tepole es la venganza y abiertamente quiere obstaculizar la entrega a Barroso.
El alcalde aspiraba a la reelección y fue rechazado en las urnas. Quedó en la tercera posición pese a contar con todo el aparato del Ayuntamiento y una bolsa financiera de 23 millones de pesos. Aún hoy no puede digerir su derrota.
En los últimos días hemos visto el juego sucio de Tepole quien se niega a entregar el Ayuntamiento más corrupto que se recuerde.
Como siempre quedo a sus órdenes.
cupula99@yahoo.com