Con motivo del Día Internacional de las Víctimas de Desaparición, familias poblanas que se enfrentan a esta problemática social promoverán una movilización este 30 de agosto, día en el que el Congreso de Puebla votará la Ley de Declaración Especial de Ausencia.
Los diputados locales promoverán condiciones jurídicas y sociales para familiares de desaparecidos, en la que se buscará dar atención a menores de edad.
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Las organizaciones, encabezadas por el colectivo ‘Voz de los Desaparecidos’ anunciaron una marcha pacífica para demandar a las autoridades que den garantías de búsqueda y agilicen los procesos de localización.
La cita es a las 10:00 de la mañana frente a la Fiscalía General del Estado en el que se hará un pronunciamiento ante la lentitud en el seguimiento de las carpetas de investigación.
Los convocantes han solicitado acudir de blanco y llevar las fotos de los amigos o familiares que están buscando para su difusión.
La movilización se empata con el debate legislativo de la Ley Declaración Especial de Ausencia por Desaparición en Puebla, que busca dar garantías a las familias, ante la desaparición de alguno de los suyos.
En la ley se destaca que se va a garantizar la patria potestad de los hijos, sus derechos y bienes, además de fijar la guarda y custodia de las niñas, niños y adolescentes en caso de que sus padres no sean localizados.
De acuerdo con el dictamen, que entrará en vigor una vez que sea aprobado en el Congreso de Puebla y se publique en el Diario Oficial del Estado, la declaración se emitirá a partir del tercer mes que la persona sea reportada o denunciada como desaparecida.
¿Por qué existe el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición?
La Asamblea General de Naciones Unida declaró el 30 de agosto como el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, con el propósito de la protección de todas las víctimas.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), las victimas sufren tortura física y psicológica, pues se encuentran temerosas de perder la vida.
Mientras, la familia y los amigos de las personas desaparecidas comparten la sensación de “angustia mental, ignorando si la víctima vive o en qué parte se encuentra y en qué condiciones vive. Incluso si la muerte no es el desenlace, las víctimas pueden sufrir durante largo tiempo las cicatrices físicas y psicológicas de esa forma de deshumanización y de la brutalidad y tortura que con frecuencia la acompañan”.