El gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina logró en su último año de gobierno la percepción de inseguridad más baja del último sexenio, superando a las administraciones de Antonio Gali, Guillermo Pacheco y Miguel Barbosa en hacer sentir seguros a los poblanos.
Lo anterior, de acuerdo con los últimos datos publicados en la ‘Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública’ (ENVIPE) realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el que se muestra que en este 2024 la percepción de inseguridad en el estado de Puebla fue de tan solo 75.7 por ciento.
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El mandatario estatal llegó al poder tras el deceso del morenista Miguel Barbosa Huerta en diciembre de 2022; sin embargo, a lo largo de estos seis años se registró una inestabilidad política que perjudicó la sensación de seguridad entre los poblanos.
En 2018, durante el último año de la administración a cargo de Antonio Gali Fayad, la percepción de inseguridad fue del 81.4 por ciento en la entidad poblana.
Tras la muerte de la gobernadora, Martha Erika Alonso Hidalgo, el gobierno se le entregó de forma interina al ex priista Guillermo Pacheco Pulido, quien durante su periodo alcanzó el nivel más alto de percepción de inseguridad de los últimos años, con el 87.7 por ciento.
Mientras que tras las elecciones extraordinarias Miguel Barbosa Huerta logró el triunfo, alcanzando en su primer año de gobierno una percepción del 87.5 por ciento, la segunda más alta de estos seis años.
Para su segundo año de administración, en 2021, el morenista consiguió una percepción del 85.6 por ciento y para el tercero, año de su muerte, fue del 78.1 por ciento.
Aunque durante su primer año de gobierno Sergio Salomón Céspedes tuvo un repunte en la percepción de inseguridad del 0.2 por ciento, para este 2024 logró reducirla a un 75.7 por ciento.
Esta cifra fue la más baja de todo el sexenio, marcado por la tragedia y la inestabilidad política por el cambio de cinco gobernadores y dos encargados de despacho.
De igual forma Céspedes Peregrina logró disminuir la percepción de inseguridad en los cajeros automáticos, el banco, calles por las que transitan las personas, transporte público, las carreteras y los mercados. Además de los parques, centros comerciales, trabajo, automóvil y casa; sin embargo, se repuntó la inseguridad en las escuelas.
