En vísperas de los festejos del 12 de diciembre por el Día de la Virgen de Guadalupe, un suceso se viralizó en redes y causó asombro a miles de internautas.
🎧🙏 ¡Santos Beats en la pista!
— Diario Cambio (@Diario_Cambio) December 8, 2025
El famoso Padre Guilherme, el sacerdote que se volvió DJ, encendió el Bar Américas en Guadalajara con una mezcla muy especial: ‘La Guadalupana’ dedicada a la Virgen de Guadalupe
🕊️✨ Fe, fiesta y ritmos inesperados… ¡una combinación que nadie… pic.twitter.com/CJk5nC2YVq
El video mencionado es de un sacerdote católico que, a diferencia de lo que habitualmente conocemos, se encuentra detrás de un tornamesa creando un remix de la clásica y tradicional canción de “La Guadalupana”.
Lo que más asombro causa es el hecho de que no se trata de un personaje ficticio, sino de un verdadero sacerdote que también es DJ y productor musical.
El padre Guilherme Peixoto
Este famoso personaje no es nada menos que el Padre Guilherme Peixoto, un sacerdote portugués que ha logrado un vínculo entre la música electrónica y la fe católica.
Este peculiar estilo se ha vuelto único en su contexto a nivel mundial pues son mundos aparentemente opuestos.
Según su página oficial, su propuesta musical “busca una síntesis entre la energía palpitante del techno y la profundidad contemplativa de la música sacra, demostrando que no son fuerzas opuestas, sino etapas complementarias en la evolución del arte musical”.
Para él, más allá del entretenimiento, la música es un medio de conexión espiritual que mezcla la emoción, la fe y la reflexión.
“Cada set, cada composición, contiene elementos narrativos que evocan tanto el éxtasis colectivo de la pista de baile como la trascendencia del espacio sagrado”, aseguró.
Uno de sus objetivos es acercarse a las nuevas generaciones usando la música que les agrada y lenguaje más fácil de entender.
Su impacto rebasa las redes, pues en Spotify ha acumulado más de 264 mil oyentes mensuales de temas como los siguientes:
La Guadalupana
Protégeme Señor
El Grano de Mostaza
Ave María
Para muchas personas esto es una falta de respeto y para otros es una forma innovadora de llevar la fe a nuevos públicos.
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