La región Mixteca enfrenta un doble escenario de alarma: por un lado, el repunte en los casos de VIH/Sida confirmado por la Secretaría de Salud con sede en Acatlán; por otro, un homicidio perpetrado en plena madrugada en la zona de Izúcar de Matamoros, hechos que subrayan la vulnerabilidad social y de seguridad en esta zona del sur poblano.
En materia sanitaria, autoridades de Salud confirmaron diez nuevos diagnósticos de VIH/Sida en la Mixteca. Aunque el registro oficial marca esa cifra, especialistas advierten que el número real podría ser mayor debido a los llamados casos ambulatorios: personas que evitan acudir a consulta, no se realizan pruebas o carecen de diagnóstico oportuno. Este subregistro dificulta dimensionar la magnitud de la transmisión y mantiene a la región en un escenario frágil, especialmente en comunidades donde persisten estigmas y desinformación.
Mientras tanto, en Izúcar de Matamoros, la madrugada del treinta de noviembre estuvo marcada por la violencia. Alrededor de las dos de la mañana, un motociclista de aproximadamente treinta años fue interceptado y ejecutado a tiros en el tramo estatal Tres Cruces–Las Bocas. Aun herido en el tórax, avanzó unos metros hasta desplomarse frente a un domicilio. Automovilistas que pasaban por el lugar intentaron auxiliarlo, pero constataron que había perdido la vida y solicitaron apoyo de emergencia. Policías municipales confirmaron la lesión, acordonaron la zona y pidieron la intervención de la Fiscalía General del Estado. El hombre permanece en calidad de desconocido y el móvil continúa bajo investigación.
Ambos hechos —el avance silencioso de una enfermedad y la irrupción violenta de la madrugada— exhiben las brechas de atención, prevención y seguridad que persisten en la Mixteca poblana, una región que demanda estrategias públicas más sólidas para enfrentar desafíos simultáneos.
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