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Juan Manuel Celis Aguirre*

LA UNIDAD PRIISTA Y LAS PRÓXIMAS ELECCIONES

La semana pasada ya abordé parte de la problemática que priva en las presentes elecciones, en varios municipios, lo reñido de las mismas, las fortalezas externas y nacionales del PAN al manejar -a su libre albedrío y en su abono- programas federales como el de “Oportunidades” y, en algunos lugares, el “Seguro Popular”. Ya recalqué que estamos ante un panorama difícil para el PRI, el más peligroso, tal vez, de los últimos tiempos, y que la única forma de salir triunfadores y fortalecidos de la próximos comicios es fortificando la unidad interna de nuestro partido y sus organizaciones adherentes (por pequeñas, marginadas o "toleradas" que sean, o hayan sido en otros tiempos); que es época de hacer bloque para cerrarle el paso -de una vez por todas- al conservadurismo, a la intolerancia, al totalitarismo en el ejercicio del poder (verbigracia Garrido Patrón en Querétaro) y a las políticas económicas contrarias a las grandes mayorías, y que de persistir, más tarde que temprano llegarán a provocar inestabilidad social también.

No quise, a propósito, poner nombres de quienes no sólo no quieren entender que no estamos en los mejores tiempos  del PRI; y que si bien hemos ganado ciertas plazas, son más atribuibles a los errores y torpezas del equipo contrario (que tan acerbamente criticó y prometió ser mejor que el PRI en "quince minutos"); de quienes no quieren asimilar que son tiempos difíciles que requieren además de trabajo serio y persistente entre la gente, de buenos e incuestionables candidatos, de lealtad firme a los principios revolucionarios de equidad social y en el ejercicio de la democracia y, sobre todo, de una unidad a prueba de fuego -no como la que se vislumbra, a todas luces, en las filas del albiazul, donde todos sienten que si gana Antonio Sánchez, automáticamente su triunfo los coloca en desventaja considerable con respecto a él en la próxima contienda a la gubernatura del estado y, entonces, no sólo no suman, sino que, por el contrario, donde se puede restan.
 
En contrapartida, si el PRI quiere conservar el estado debe meter en orden a quien sea necesario, se debe evitar -a toda costa-, si no quiere que se desmorone la endeble unidad  que nos da cierta ventaja sobre nuestros principales adversarios, que familiares, colaboradores cercanos o no, identificados con la CNC o con cualquier organización priísta empiecen a minar las alianzas que implican fortalezas. Deben frenar ipso facto a priístas simuladores, como Maritza Marín  y Petra Patiño, en Coayuca de Andrade (por cierto, casualmente operadoras en el distrito y en el municipio del candidato a diputado); como el candidato priísta a diputado por Zacatlán, Carlos González de la Calleja, quien tiene como operador, en Olintla, al representante del ¡PAN!, ing. Cristóbal Serrano. A través de estos personajes se opera en contra de los candidatos del Revolucionario Institucional,  que tienen como “defecto”, y en común, ser militantes del Movimiento Antorchista, al cual “casual y coincidentemente” quisieran desaparecer del mapa político y en contra del cual empeñan todos sus recursos, fuerzas e ingenio. Todos ellos trabajan, aparentemente, en beneficio del PRI, pero realmente en contra del candidato antorchista de sus municipios, como sucedió en las elecciones extraordinarias de Santa Inés Ahuatempan.

Sé a ciencia cierta, como seguramente lo saben las altas esferas del PRI, que hay indicaciones superiores de que en estos lugares se haga perder a los candidatos antorchistas -a como dé lugar-, que se promueva casa por casa, que se asigne cualquier tipo de recursos, con tal de impedir el triunfo y la consolidación de fuerzas progresistas en sus municipios, aunque sean dignas representantes populares, encabecen y defiendan, en los hechos, mucho más que otros sedicentes priístas de "hueso colorado", al Partido Revolucionario.

Estoy cierto que en ciertas esferas partidistas están convencidos de que pueden seguir haciendo campaña en contra de los candidatos antorchistas, seguir promoviendo el voto cruzado etc., per secula seculorum, ya que ha sido práctica común en todas las elecciones anteriores, sin ninguna consecuencia; pero, hoy quiero dejar sentada mi inconformidad y elevar mi más enérgica protesta por esta nueva afrenta y quiero ser portavoz de la indignación que existe entre los antorchistas tepexanos, olintlecos y coayuquenses, y que tal indignación, como la presa que se desborda, puede ser avasalladora e irrefrenable. Espero sinceramente que aún estemos a tiempo de evitar alguna catástrofe electoral de dimensiones incalculables.

* Dirigente estatal del Movimiento Antorchista.