Muchos de los grandes constructores de sociedades son -como dijo el “Che”- ciudadanos del mundo”.
El lugar de nacimiento lo determina, en muchas ocasiones, la casualidad, y de ello no se puede condenar ni mucho menos elogiar a nadie; pero menos, por ese argumento, se puede restringir el ejercicio de los derechos constitucionales a nadie, en el lugar que se haya escogido para residir. Como tampoco se pueden conculcar sus derechos constitucionales a quien, durante la mayor parte de su vida, ha vivido en un lugar diferente al de su nacimiento, donde ha ejercido su capacidad de liderazgo, de gestión y, sobretodo, de realización; en el lugar que escogió voluntariamente para vivir, trátese de quien se trate. El lugar de residencia lo da el nacimiento, cierto, pero sobre todo el vivir y el actuar en beneficio y con la simpatía de sus pobladores.
Por ejemplo, el lic. Manuel Bartlett -de padres tabasqueños- nació, por azares del destino, en la ciudad de Puebla; el lic. Mariano Piña Olaya -de padres guerrerenses, que trabajaban en Champusco- vio la luz por primera vez en este lugar y gran parte de su educación la realizó en tierras poblanas. Y eso sólo por destacar algunas personalidades de nuestra política poblana, con las que se puede o no estar de acuerdo, pero que jugaron un papel sustancial en una etapa del desarrollo social y político de nuestra entidad. Lo mismo, sin ningún, tapujo podemos decir de la actual aspirante a la presidencia municipal del la ciudad de Puebla.
Pero no quiero desviarme de mi objetivo. Tepexi de Rodríguez, cabecera distrital en la mixteca poblana, hace más de 25 años, acogió en su seno -para su actuar cotidiano- al lic. Lisandro Campos, candidato a presidente municipal por el PRI, quien durante todo este tiempo ha residido ahí, ha trabajado y gestionado, desinteresadamente, en beneficio de las grandes mayorías; gracias a su labor diaria ha conseguido obras, servicios públicos, educativos, de salud, etc., no sólo en la cabecera sino en todas sus rancherías y, sin exagerar, en toda la región. Toda su gestión no sólo ha sido gratuita, sino que en muchas ocasiones, ayudando, dentro de sus posibilidades económicas y de la organización, a quien acude a sus oficinas en el terreno médico y legal.
Una vez y para siempre decidió radicar y trabajar en esa localidad, como el mejor tepexano, en beneficio de las grandes mayorías marginadas de esta olvidada región de nuestra entidad. Hay voces soterradas y malévolas que quieren asustar a la gente con “el petate del muerto”, no sólo en Tepexi de Rodríguez, sino también en Ocoyucan (el PRD), en Epatlán (el PAN), abusando de la inteligencia de la gente quieren hacerle creer que lo que ha logrado Antorcha en Tecomatlán es porque se lleva las participaciones y los recursos de otros municipios, y que por eso no hay que votar por los candidatos antorchistas. Con éstas y más calumnias fantasiosas, ridículas, quieren denostar a los candidatos antorchistas y creen que la gente se tragará el “garlito”, como si estuviera discapacitada para razonar e investigar la realidad tal cual.
Pero, a lo que realmente quieren debilitar es al poder que da la organización de la gente, lo que quieren ocultar es que lo que se ha hecho durante estos 30 años en Tecomatlán, en Huitzilan de Serdán, entre otros municipios, es gracias a que en las administraciones antorchistas el manejo de los recursos no sólo es transparente y para obras prioritarias, sino que se gestiona, se rebasan metas, se maximiza el recurso con la participación activa de las personas, con sus cuotas módicas, con mano de obra y/o con materiales de la región; en resumen, con la participación activa y conciente de los pobladores. Lo que no quieren que veamos es que nuestros logros y avances son gracias a que en Antorcha estamos convencidos de que el trabajo organizado es más, pero mucho más productivo que el trabajo, la dirección y administración unipersonal.
En las administraciones antorchistas la decisión de en qué emplear los recursos de participaciones y del Ramo 33, y todos los apoyos gubernamentales, no es a inspiración únicamente del presidente municipal en turno sino que, casi siempre, se elabora un programa global de desarrollo municipal, discutido y avalado por gran parte de la población; que incluye no únicamente obras sino también el desarrollo educativo, de salud, de servicios primordiales, carretero y de comunicación, además de ecológico y ambiental (reforestación y mantenimiento de nuestras áreas verdes). Eso, y nada más que eso, ha hecho posible que en Tecomatlán, en Huitzilan, en Chiconcuautla (por mencionar los más representativos) se haya alcanzado un desarrollo, sin parangón con municipios aledaños (a pesar de que en muchos de éstos no sólo el apoyo gubernamental es mayor sino que la recaudación fiscal es muchísimas veces mayor, aunque la inversión en obras y servicios es ínfimo).
No creo que, a estas alturas, alguien les crea a los parafraneros antiantorchistas que el poder de Antorcha -como dicen los “émulos” del PRD en Ocoyucan- trascienda más halla de lo permisible. La única fuerza real de Antorcha son sus resultados, son su consecuencia en la defensa de los intereses de las mayorías, son la conciencia y la decisión de la gente por construirse juntos y organizados mejores condiciones de vida.
Por ello, estamos seguros de que, en Tepexi de Rodríguez, al lic. Lisandro podrán denostarlo con palabras, podrán altos jerarcas y políticos de pacotilla promover el voto en su contra, podrán decir que no nació en Tepexi, pero -jamás y nunca- podrán decir que NO es tan tepexano como el que más, pues ha luchado y trabajado, irreprochablemente, a brazo partido con ellos y para ellos, con el único propósito y objetivo de hacer de este milenario, histórico y sufrido distrito un modelo, un prototipo de progreso y bienestar. A los grandes paladines siempre se les han opuesto grandes calumniadores, pero no importa, el pueblo organizado siempre ha sabido escoger el camino correcto y siempre ha reconocido la nobleza y carácter de los verdaderos forjadores del futuro. Con que, entonces, ¿quién es más tepexano que Lisandro?.
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