
Crisis Migratoria
"Esta es una realidad de la que no nos podemos sentir orgullosos" Nancy Díaz Cabañas, periodista investigadora del periódico "El Economista".
En estos últimos días, hemos sido testigos a través de los diversos medios de comunicación de las manifestaciones que se han llevado a cabo en diferentes ciudades de los Estados Unidos por la reforma migratoria. Estas manifestaciones son el resultado del descontento de más de 12 millones de inmigrantes que habitan en nuestro país vecino ilegalmente y que buscan la manera de permanecer en sus empleos ya que algunas propuestas legislativas, ofertan que la migración ilegal se convierta en un “delito” mientras que actualmente, es una “ofensa civil” y por lo tanto las penalizaciones cambiarán también de rango y categoría.
A principios del siglo pasado en los Estados Unidos, existía en la sociedad una creencia que consistía en que los inmigrantes se transformarían en americanos amalgamando valores de democracia, responsabilidad cívica y libertad. Esto sucedía en una época en la que el flujo migratorio alcanzó un número mayor a 18 millones de personas en poco más de treinta años, absorbiendo entre otros, a Irlandeses y Alemanes, Italianos, Europeos principalmente de Europa del Este.
Actualmente, se enfrenta una nueva ola migratoria en nuestro país vecino en la que muchos de los inmigrantes de aquellos tiempos, hoy se oponen al flujo que les permitió establecerse como residentes y ciudadanos americanos y vivir una vida mejor. En esta nueva ola, los inmigrantes no solo vienen de Europa del este, sino también de las zonas más pobres de Latinoamérica y Asia.
Un estudio demográfico del “U.S. Census Bureau”, institución equivalente al INEGI mexicano, expone que a la fecha, la población americana se encuentra compuesta en un 11 por ciento por Hispánicos (comunidad de latinos principalmente), 73 por ciento por blancos (caucásicos y europeos), 12 por ciento por negros (africanos principalmente) y 4 por ciento por asiáticos (orientales). Una proyección de esta misma institución, propone que en el año 2050, la población americana habrá cambiado considerablemente y que el numero de blancos disminuirá en un 20 por ciento, estando compuesta por solo 53 por ciento repartiéndose el resto en los demás grupos étnicos; es decir, 25 por ciento Hispánicos, 14 por ciento negros y 8 por ciento asiáticos.
Después de ver esta simple proyección y los acontecimientos sucedidos en los últimos días, nos podemos hacer una simple pregunta: ¿el poder que mantienen los grupos actualmente, también se repartirá o ya se empieza a luchar para que se reparta? Otra cuestión es evaluar si la idea de ser americano actualmente es igual a la que se tenía a principios del siglo pasado.
Si nos regresamos a 1965, una gran transformación en la ley migratoria de Estados Unidos basada principalmente en la premisa de reunificación familiar, promovió un impacto verdadero en los Estados Unidos. Muchos de los inmigrantes decidieron agruparse en diferentes zonas del país y detonaron una segregación étnica muy interesante que hoy en día, lucha por participar en los pasajes del poder y se manifiesta libremente por sus derechos.
Además, la falta de asimilación a la sociedad americana a través del tiempo concibe diferencias en la identidad americana. Muchos de los inmigrantes cumplen un ciclo natural determinado que presiona a las generaciones a progresar económicamente, partiendo de un nivel bajo en donde se trabaja muy duro para poder hacer que los hijos puedan tener una mejor vida hasta llegar a las huestes del dinero y el poder casi siempre después de dos o tres generaciones, limitando la asimilación a este tiempo si es que realmente se llega a alcanzar.
Pero el caso de los inmigrantes mexicanos es un poco especial; a diferencia del resto de los inmigrantes quienes viajan de un lado del océano al otro o de un continente al otro, o los inmigrantes de países de Centroamérica o Sudamérica que para llegar a los Estados Unidos tienen que cruzar al menos un país; los inmigrantes mexicanos simplemente cruzan al otro lado de la frontera. Desafortunadamente, la mayoría lo hacen ilegalmente lo cual les impide o aumenta el tiempo de su asimilación e integración al país vecino. Su experiencia en muchos casos es denigrante y tormentosa.
Algunos datos estadísticos publicados por el Banco de México y el Consejo Nacional de Población, muestran que en los últimos años, ya son casi 490,000 mexicanos los que emigran ilegalmente a los Estados Unidos anualmente. Esto implica que alrededor de 1300 mexicanos cambian de residencia diariamente y se trasladan a nuestro país vecino en busca de nuevas oportunidades.
El debate sobre las diferentes propuestas legislativas en materia migratoria en los Estados Unidos crecerá en los próximos días debido a los tiempos electorales de ese país. Lo que se ha visto en las calles, lo veremos nuevamente en el Congreso de Estados Unidos en Washington, DC y en los debates presidenciales. ¿Quiénes ganarán esta batalla? ¿Los republicanos o los demócratas? ¿Qué efecto tendrán estas leyes en nuestros paisanos? Hasta la siguiente semana.
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