Los Conjurados
Erika Rivero Almazán
Apuntes sobre las debilidades y aciertos en la campaña de Blanca Alcalá
Quienes criticaron y sancionaron la nueva imagen de Blanca Alcalá, se equivocaron: las encuestas más serias del estado muestran que su campaña despega in cresscendo en las preferencias electorales. Ese viraje de timón drástico y bastante aventurado, bajo la dirección del Grupo Sostén, fue un acierto.
Los 3 puntos de ventaja de Alcalá representar un epate técnico, cierto, pero la ley no escrita, tanto en las carreras de caballos como en la conducta electoral es “caballo que alcanza, gana”, tal como lo mencionado y se regodea la candidata del PRI a la alcaldía de Puebla.
Sin embargo, la imagen fresca y ultrafemenina de Alcalá no es suficiente para ganar una elección, sobre todo si estamos hablando del PRI.
Y Blanca lo sabe.
Para que un candidato del tricolor pueda aspirar a subir al trono en un proceso electoral debe cuidar tres aspectos fundamentales con los que funciona el partido desde hace más de 70 años.
Y aquí si no valen las sugerencias, propuestas o novedades del Grupo Sostén, de la asesora de Hierro o de Chayito Robles.
Los anuncios, los espectaculares, las entrevistas de radio y demás no dejan de ser parte de la farándula y del glamour político.
No más.
Sólo en el ámbito mediático no se ganan una elección.
Es bien sabido que el PRI necesita mucho más que su voto duro para la victoria, pero la experiencia vivida comprueba que sin él, pierde. También, es indispensable sacar a votar a la militancia a como de lugar: operación tamal, desayuno, el torito, y otros tantos incluidos, y que el escándalo o las campañas negras provoca el abstencionismo, fenómeno que beneficia al tricolor más que a ningún otro partido.
Pero si Alcalá quiere ganar requiere de vigilar tres aspectos, dos de los cuales, se encuentran descuidados dentro de su campaña.
Pero vayamos por partes:
1.— Seccionales. Es la estructura básica del partido que funciona bajo la ordenanza del Comité Municipal del PRI. Existen en total 672 seccionales en todo el estado, y cada uno está representado por su presidente, secretario, tesorero, etc. En total son 7 militantes que están bajo las órdenes no de un liderazgo en especial, sino bajo el canon oficial del partido.
2.— Movilizadores. Son aquellos líderes que tienen mayor conocimiento y contacto con los grupos ciudadanos, ya sea en mercados, Juntas Auxiliares, escuelas, colegios, unidades habitaciones y colonias. Son gestores naturales que tramitan a la brevedad desde la pavimentación de una calle, la instalación de alumbrado hasta los regalos en la tómbola en el día de la Madre del barrio. Gracias a los favores recibidos, la gente contribuye con su voto para la fiel causa priísta. Un movilizador, por tanto, necesita de estar muy bien apapachado y retribuido económicamente por el gobierno (del Pri) y su partido.
3.— Promotor del voto. O representantes de casilla son aquellos que están comprometidos única y exclusivamente con el candidato, más allá del partido. Es gente fiel e insobornable que rendirá cuentas a su candidato, y por tanto, difícilmente se venderá a los enemigos políticos o al fuego amigo.
Es quien se mantiene muy cercano al candidato, opera a su favor y vigilará sin pestañar la casilla electoral. El desempeño de este ejército es vital para cuidar cada voto y evitar cualquier operativo del adversario, tales como administrar comida con purga para los representantes de casilla, se ausenten por unos minutos al baño y en ese breve tiempo activar una ‘operación tamal’, por ejemplo, que consiste en meter a la urna rollos de boletas a favor del candidato.
Es éste último el factor que tiene blindado Blanca Alcalá. A la fecha cuenta con un padrón de más del 70 por ciento para cubrir con representantes todas las casillas en la ciudad.
Pero los focos rojos se prenden en los seccionales y en los movilizadores.
Si Alcalá quiere evitar las traiciones y el fuego amigo, deberá reforzar a los seccionales y a los movilizadores lo antes posible y a como de lugar.
¿Por qué?
Porque de qué sirven casillas perfectamente blindadas si los priístas no van a votar el próximo 11 de noviembre.
Recordaremos que los seccionales, al permanecer bajo los órdenes del Comité Municipal, significa que se mantienen a los órdenes de su presidente, Humberto Vázquez Arroyo. Pese a que la confrontación constante con el líder estatal Valentín Meneses mermó su poder de influencia, Vázquez Arroyo tiene varios ases bajo la manga, y dado su descontento por no lograr uno de los cuatro primeros lugares en la lista de regidores (quedó en el penúltimo lugar), su descontento representa una amenaza latente para Alcalá.
Y en política, no hay enemigo pequeño.
Por otra parte, los movilizadores tampoco le rinden fidelidad a Blanca, sino a Javier López Zavala, exsecretario de Gobernación y actual promotor del voto en la próxima contienda. Esto porque quien se mantiene al frente de los movilizadores es Juan de Dios Bravo, diputado local y uno de los siempre operadores político-electorales de Zavala.
En pocas palabras, Juan de Dios obedece al exsecretario, no a Blanca. Y velará primero por los intereses de su jefe, no los de la candidata.
La historia reciente es el mejor ejemplo.
Recordemos la elección pasada: el exrector Enrique Doger no contaba con el beneplácito de muchos de los sectores del PRI debido a su falta de priísmo, pero bastó el respaldo total del entonces gobernador Melquíades Morales para que Doger fuera aceptada, custodiado y contenido por el priísmo en pleno.
La operación electoral aquel 14 de noviembre del 2004 fue impecable, y a favor de Enrique Doger, gracias a que tanto seccionales, movilizadores y representantes de casilla hicieron su trabajo.
En cambio, el candidato del PAN, Pablo Rodríguez Regordosa, le salieron canas cuando descubrió que muchas de sus casillas (principalmente del distrito 12, 11 y 6 federal) no llegaron en su totalidad sus representantes de casilla.
De ahí la importancia de que Alcalá tome cartas en el asunto.
Sobre todo, cuando los vientos de victoria pueden desaparecerse si las traiciones vienen desde casa.
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