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  Los Conjurados


Erika Rivero Almazán


Y Alcalá dijo: no habrá burbuja en mi gobierno

 

Una comida con periodistas, columnistas y directores de medios de comunicación.


Fue ayer a las 3 de la tarde en el Camino Real.


La candidata del PRI ya no lucia estresada.


Al contrario: descansada, serena. Hasta le costaba disimular su contento.


Su buena relación con la prensa escrita, ciberespacial, radio y televisión que sembró desde hace años, salió a relucir en ese momento: todos la saludaban, y ya algunos la felicitaban por su victoria venidera de este domingo.


Estaban casi todos.


De la comida, pasó a la charla, y de la charla, a las confesiones en ‘corto’.


Para empezar, en una mesa circular de 8 lugares, Alcalá agradeció, entre broma y broma, uno que otro ‘columnazo’ y críticas, tanto a su persona como a miembros de su equipo, “siempre estoy al pendiente de lo que escriben o dicen. Uno no puede estar en todo y es bueno leerlos porque ustedes se encargan de que los políticos no perdamos el piso. En este medio, si no estás en contacto directo con el mundo real es muy fácil perderte, por eso me sirven mucho las columnas. Hay veces en que de plano les hablo a los involucrados para checar si es cierto (risas)” (Confesión 1).


Un exdirector de comunicación del gobierno del estado lanzó una sentencia a quemarropa: “es que los gobernantes se rodean de una burbuja impenetrable, y al rato, se aislan y sólo escuchan a los integrantes de esa burbuja. Acaban por creer sólo lo que les conviene”.


Un conductor de noticias en radio agregó: “y no sólo eso, sino que hasta las decisiones políticas también las toman dependiendo de lo que dice su burbuja. Dejan de escuchar voces externas porque no les gusta escuchar que están equivocados”.


Yo no tendré burbuja, aclaró Alcalá (Confesión 2).


Y la candidata se abrió de capa: “Estoy convencida de que necesito escuchar a la gente, a los representantes sociales. Claro que tendré a mis asistentes para que me ayuden pero tengo muy claro que el día que yo deje de escuchar y percibir el mundo real, ese día perderé algo indispensable para que funcione un bueno gobierno. Algo que he aprendido en el transcurso de mi vida política y que hoy he aplicado a mi campaña es a no prometer algo que no voy a cumplir, porque la gente no quiere más promesas ni mentiras. Odia que le mientas, quiere que le digas la verdad, quiere un ‘no’ o un ‘si’, pero que no le mientas. (Confesión 3)


Un director de noticias de radio agregó: “si, porque de nada sirve escuchar a la gente y no darle solución a las cosas. Ve lo que le pasó a Murad y sus audiencias. De nada sirvieron, ¿te acuerdas?”.


Alcalá siguió con sus confesiones: “les voy a ser sincera. Muchos me aconsejaron que prometiera y prometiera porque al fin estaba en campaña y eso se valía. El chiste era ganar a como diera lugar. Yo no creo en eso. Nunca inventé proyectos locos ni hice promesas falsas.”


Una columnista metió su cuchara: “hasta el momento, todos los gobernantes hacen la misma promesa, pero al final, terminan asfixiándose con su propia burbuja, porque la burbuja los convierte en seres inaccesibles, inalcanzables. El poder los pierde”.


“Bueno, de eso se trata. De aprender de los errores. Tengo claro quién es quién”.


Y la pregunta, por incrédula, se vuelve a plantear en la mesa: “Blanca, ¿en serio no vas a tener burbuja?”.


—Es en serio. Si soy presidenta municipal, no habrá burbuja.


Blanca se fue a saludar a otra mesa.


Un director de radio expresó, natural y espontáneo: “se me hace que muchos que se frotan las manos pensando en la seguridad de un puesto en el ayuntamiento ya valieron...”.


Su interlocutor habló más quedo: “no creo, Alcalá deberá negociar con todos los grupos. Y el gobernador lleva mano”.


Revira el director de radio: “una cosa es que aceptes negociar y otra que aceptes en tu gabinete a una bola de rateros. Ahí si no creo que Blanca se deje. Ve cómo ha llevado su campaña: hizo lo que quiso cuando se pensaba que Zavala la iba a maniatar”.


Ya veremos, ya veremos, dijo el otro.

 

La venganza de Ruiz

Jorge Ruiz se quiere quitar la espina.


Hoy a las 5 de la tarde en la Rivera Anaya, el candidato del PRI por el distrito 3 intentará demostrar que no se tiene por qué preocupar por los resultados de la elección del domingo, tal y como corre la versión en su propio partido por aquella leyenda a cerca de que los simpatizantes de Javier López Zavala, personaje que lleva la batuta entre el priísmo de ésa región, no está dispuesta a colaborar para hacer ganar a un dogerista.


Ruiz quiere que esa leyenda muera hoy, para presumir la evidencia el domingo.


¿Podrá?


 Por lo mientras, se comprometió a que, por lo menos, a su cierre de campaña irán 3 mil personas. Lo acompañará Blanca Alcalá, los delegados Maximiliano Silerio Esparza, Paloma Guillén, Javier López Zavala y Valentín Meneses.
Y amenizará Nativo´s Show.


La que sí anda muy preocupada es Angélica Hernández, la candidata del PRI por el distrito 2.


Tiene motivos: en el ciclo de los cierres de campaña, el suyo en el tianguis Los Lavaderos estuvo tristón. A decir verdad, fue el peor.


Para acabarla de amolar, Angélica nunca aprendió a dar un discurso: no hay contundencia, ni mensaje ni manejo del escenario. ‘Gracias’ es la muletilla que la acompaña cuando toma un micrófono, por eso cuando va a empezar a hablar, da a entender que ya terminó.


Es más, se espera que Zavala en persona opere ese distrito para salvar a su delfín.


Sólo así se producirá el milagro.

 

Ruleta Rusa

¿Se dio cuenta de que ya apareció Humberto Vázquez Arroyo? Desde hace una semana Blanca Alcalá se volvió a reunir con el presidente del PRI municipal. Al parecer, ya le bajó la bilis.


Menos mal.


Porque será pronto regidor.

 

 

 

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