Es curioso (y plausible, si la casualidad tuvo algo que ver) que en un partido altamente conservador como el PAN, en esta elección electoral se tomaran en cuenta otros factores de valía para encabezar una campaña: llama la atención la candidata del tercer distrito: Cecilia Espino.
Compitió por la diputación local de Chiautla y por la diputación federal por Izúcar de Matamoros. Ambas eran terrenos perdidos de antemano, pero logró que el PAN ascendiera su índice de votación.
Con 45 años (traga años, porque parece como de 38) es divorciada con tres hijos (Gerardo de 21, Arturo de 18 y Andrea de 15).
¡Una divorciada!, en una candidatura.
Vaya novedad.
El único antecedente es Lupita Hinojosa y Leonor Popócatl, (la última, cuya vida privada ha sido bastante castigada, tanto por su propio partido como en los medios de comunicación).
Además, Cecilia Espino actualmente tiene novio, Manolo, y por el momento no piensa contraer matrimonio nuevamente.
Y así es muuuy feliz.
Pero la cosa no es tan sencilla como parece, porque ella sigue siendo cabeza de familia: mantiene a sus hijos, los educa, los lleva a la escuela, y se dedica al cien por ciento a la política, aunque de profesión es cirujano dentista. Su último trabajo fue la coordinador de Vinculación Institucional de la Sedesol.
Por eso, su discurso no descansará en la clásica y perfecta ‘familia feliz’ de todo panista, sino en la independencia de la mujer y su capacidad para asumir los retos, sola, si es necesario.
Además, su coordinador de campaña es un personaje al que el Yunque le dio la espalda y trato de hundirlo en los últimos tres años: Eduardo Covián.
Primero fue anateresista y después regidor en el trienio de Luis Paredes, motivo suficiente para ser considerado un apestado del panismo.
Hace tres años fue el único candidato inscrito para competir por el distrito 4 en la interna de su partido, pero por órdenes de Pablo Rodríguez Regordosa (entonces, flamante candidato a la alcaldía y director de los destinos del Pan municipal) la militancia no llegó a la convención y no hubo quórum. Una traición evidente.
Después de éste episodio amargo por la que casi renuncia al partido (incluso, el CDE intentó expulsarlo en más de una ocasión), Covián regresa para enfrentar un reto nada pequeño: coordinar la campaña del distrito 3, el más priísta de la ciudad. Según los resultados de la empresa Opina Consultoría Estratégica, de Rigoberto Benítez, el PRI-PVEM cuenta con el 38.2% de las de las preferencias electorales, mientras que el PAN se ubica en el 32.63%.
La experiencia de los golpes para Covián y el carima de Cecilia tal vez puedan vencer al favorito: Jorge Ruiz, pupilo de Enrique Doger y extesorero municipal.
Ya veremos.
La cosa no está fácil.
Jesús Morales, evidenciado
Un fiel lector nos envía información precisa sobre las actividades del director de seguridad vial estatal, Jesús Morales Rodríguez:
El sábado 11 de agosto se celebró una comida en el rancho de Chucho Morales, en los rumbos del Seco, con motivo del cumpleaños del director de Seguridad Vial. Gracias a la información proporcionada por varios de los invitados sabemos que la fiesta duró hasta el amanecer.
Entre los invitados más importantes estuvieron el secretario de Seguridad Pública estatal, el general Mario Ayón, el general Santiago Barcena Arreola, Víctor Hugo Islas, Manuel Camilo Díaz Gasca, este último jefe de delegados, el policía Salomón Ramos Vargas (que tiene en su historial antecedentes penales), y la mano derecha del director, un seudo comandante llamado Julio César González, alias el Cabo.
Obviamente, estuvieron presentes los tíos del director de Seguridad Vial, los Morales, que festejaron abiertamente la futura renuncia del exsecretario de gobernación, Javier López Zavala. Durante toda la noche, sus cometarios sobre Zavala siempre fueron despectivos.
Jesús Morales fue sorprendido con un magnífico regalo: un traje de charro, con todo y sombrero.
La comida fue pagada, en su totalidad, por todos los delegados que conforman dicha dirección, pues fueron obligados a dar coperacha.
Sentimos necesario brindarle esta información, ya que en su pasado reportaje donde explica que Puebla ya es lugar a blanco de corrupción y extorsión por parte de sus agentes viales, pensamos que otorgando dicha información salga a la luz del día todas los malos manejos que se hacen en dicha dirección, ya que no es justo que por el mal trabajo de sus directivos, todos los agentes seamos mal vistos por la sociedad poblana.
Jesús Morales Rodríguez, tiene problemas en Sedecap, por eso no asiste a la reunión del Consejo de Honor y Justicia. Su amigo El Cabo comenta que Jesús asegura que mientras Mario Ayón lo apoye, todos le van a hacer ‘lo que el viento a Juárez’.
Las reuniones secretas en donde el alcohol es lo de menos, son registradas con toda puntualidad por el comandante Julio César González, quien tiene en su poder fotos muy reveladoras gracias a que en todas las fiestas saca su celular y captura imágenes comprometedoras. Incluso, González está pidiendo ya cierta cantidad de dinero a cambio de las fotos.
Es por orden de Julio Cesar González que nosotros, los agentes viales, tenemos que detener a los automovilistas con cualquier pretexto y tratar de extorsionarlos, principalmente por la noche cuando algunos tienen aliento alcohólico, pues es más fácil que puedan dar mordidas arriba de los 4 mil pesos. Diariamente la cuota tiene que cubrirse: 100 conductores a la semana, por lo menos.
Este mal elemento, es quien también vende las delegaciones por 50 mil pesos, tal y como lo hizo en Atlixco, Zacatlán, Izúcar de Matamoros, entre otras.
Los mismos delegados de dichas delegaciones deben de dar su cuota mensual de 10 mil pesos, con el fin de que no se les retire de dichas delegaciones, argumentando el pretexto de que deben de comprar a los periodistas que hablan mal del director.
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