Pulso Político


Gabriel Sánchez Andraca


Por fin acabó el enredo

Lo dijimos desde el principio: los problemas surgidos en la etapa preelectoral federal en Puebla, Oaxaca, Estado de México, con gobiernos priístas y en Michoacán y Guerrero, con gobiernos perredistas, fueron creados artificialmente desde Los Pinos, por un grupo de «estrategas» especializados en «guerra sucia» y encabezados por el ahora senador de la república Ramón Muñoz, alto dirigente de El Yunque, para restar votos al PRI y al PRD, en estados donde esos partidos siempre han tenido una fuerte votación, con la mira de favorecer a los candidatos panistas, lo que lograron por lo menos en la elección federal.


El proyecto para desestabilizar a la entidad poblana, tuvo éxito en un principio, por el despido injustificado de cientos de trabajadores del gobierno local, a quienes se dio de baja sin guardar las más elementales formas de cortesía y de civilidad política. De ahí el éxito de la manifestación que se llevó a cabo en esta capital, contra el gobierno estatal.


Sin embargo, la ciudadanía empezó a darse cuenta de que los medios de comunicación electrónica y muchos impresos, estaban exagerando las cosas; que una escritora desconocida, de pronto fue casi candidata al Premio Nobel de literatura y que un gobernador, que llegó al poder con el apoyo entusiasta de casi un millón de poblanos, de pronto lo habían vuelto casi un criminal, por una supuesta o real conversación con un industrial de origen sirio libanés, dueño de numerosas empresas que daban trabajo a miles de poblanos, grabación que había sido obtenida violando ordenamientos muy claros y muy precisos de la Constitución General de la República y que por lo tanto, no era susceptible de ser tomada en cuenta por la máxima autoridad judicial del país.


GOBIERNO PANISTA, SIN CAPACIDAD DE CONTROL


El gobierno panista de Vicente Fox, creó muchos problemas artificiales con objetivos políticos bien claros, pero nunca tuvo capacidad de controlarlos una vez que eran provocados y se le fueron de las manos. Es lo que pasó con el proyecto de desaforar a Andrés Manuel López Obrador; es lo que pasó en Oaxaca; es lo que pasó en Atenco, estado de México. El PAN no controla sindicatos obreros, ni organizaciones campesinas, ni organismos de pequeños y medianos comerciantes, de maestros, etc. Su única influencia es en los sindicatos patronales y organismos empresariales. Por eso puede desatar un problema, pero una vez suelto, no lo puede controlar.


Lo de Oaxaca y Atenco, sigue latente, pero ayer por fin terminó el problema de Puebla, en el que se hizo intervenir a la Suprema Corte de Justicia, que se enredó en un asunto que no era de su competencia y después no encontraba la forma de salir de él, teniendo como tuvo siempre, la presión de los medios de comunicación.


Durante su estancia en esta ciudad, invitado por el Foro Democrático, Agrupación Política Federal que preside la maestra Rosalía Ramírez Moctezuma, el ex procurador de justicia del Distrito Federal, Bernardo Bátiz, que antes fue panista y ocupó la secretaría general de ese partido y fue diputado también por el PAN, manifestó antes de dictar una conferencia, que el asunto de la señora Cacho, era una arma electoral del PAN contra el gobierno poblano. Y agregó dirigiéndose a los reporteros que lo interrogaban: «Acuérdense que están en un año electoral». Esto fue en marzo.


El ex gobernador Manuel Bartlett Díaz, que recibió antier un reconocimiento por su labor en pro de la capital y del estado de Puebla durante su gobierno, dijo al ser interrogado sobre este asunto: «Hay que deslindar lo político de lo jurídico».


Eso fue lo que hicieron los magistrados de la Suprema Corte de Justicia ayer y de ahí su resolución exonerando al jefe del ejecutivo y a todos los que según los medios estaban involucrados, de toda culpa.


LIDIA CACHO, LA UNICA GANADORA


La señora Lydia Cacho, es la única que sale ganando de todo este lío.


El gobernador Mario Marín Torres, el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado, la Procuradora General, la juez de la causa, en fin, todos los que en una u otra forma intervinieron en el caso, como lo hacen todos los días en el ejercicio de su función, fueron objeto de ataques, de acusaciones sin fundamento, de golpeteo sistemático en los medios de difusión, etc.


Solo doña Lydia Cacho resultó ganadora de fama, de premios y reconocimientos nacionales e internacionales y hasta de dinero, pues su último libro fue promovido como si hubiera sido una obra de Gabriel García Márquez.


Su caso incluso fue aprovechado politicamente por el PRD y por el PAN. El partido del sol azteca quiso ganárse a la escritora para su causa y Acción Nacional también. Todavía los panistas poblanos, tan «acertados» como siempre, en solemne conferencia de prensa lanzaron su última amenaza: «Mario Marín, será llevado a juicio político».


Lo dijo aquí Porfirio Muñoz Ledo ante cincuenta miembros del Frente Cívico Poblano que gritaban a coro: fuera Marín, fuera Marín. «Para que un gobierno caiga, debe haber una movilización social y yo aquí en Puebla todo lo veo tranquilo. Veo problema en Oaxaca, pero no en Puebla. ¿Quién debe hacer esa movilización? ¿el gobierno?. No verdad. Señores del Frente Cívico, hay que trabajar». Y el Frente Cívico, esa pequeña organización formada a raíz de este conflicto, ha dejado de existir o por lo menos ya nadie habla de él.




 
 

 

 
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