Cúpula


Javier Arellano Ramírez


Carta a Arturo Rueda.
Director Editorial del Diario Cambio.


Estimado doctor Rueda escribo estas líneas como breve despedida de las páginas del diario Cambio.


Quiero decirle, así como a todos mis compañeros, que fue una verdadera satisfacción y deleite participar en Cambio en los tiempos de la Puebla conmocionada, de la Puebla turbulenta. 


Mi perspectiva es en este sentido una sola.


El trabajo periodístico de Cambio no será reconocido, ni valorado debida y justamente sino hasta dentro de una década.


Dentro de diez años cuando se estudie y se repase la Puebla conmocionada de Marín los estudiantes de periodismo, los politólogos, sociólogos y todos los interesados tendrán que entrar a las hemerotecas y redescubrir la historia poblana en las columnas de Arturo Rueda, en las crónicas de Zeus Munive, en las entrevistas de Selene Ríos, en las notas de Efraín Núñez, Héctor Hugo Cruz y Edmundo Velázquez.


Será, como siempre, cuando el tiempo ponga a cada quien en su lugar y en su verdadera estatura.


Pasarán diez años y el periodismo de Cambio será debidamente valorado.


Estoy refiriéndome (claro) a un periodismo a la altura de la historia. 


Gracias a Alberto Ventosa por su tolerancia y paciencia; ya que aunque los niños hardvarianos, en más de una ocasión pidieron nuestra salida de Cambio, él nos permitió seguir en estas páginas.


Gracias a Arturo Rueda por todo su respaldo.


Gracias a Selene, a Efraín, a Héctor Hugo, a Edmundo, a Pau, la Gran Pau, a Quique Bush y a la siempre querida Lulú Horán.
Gracias, por sobre todo, a Zeus Munive por su inamovible apoyo, su compañerismo y el favor de su amistad.


Me voy, pero me quedo.


Mi camino no es sólo el obvio, sino incluso el obligado.


Me voy a las páginas de la nueva aventura que ha emprendido nuestro mutuo amigo Mario Alberto Mejía.


Ese es mi lugar.


Y como siempre el Quintacolumnista me ha dado la oportunidad de seguir aprendiendo de su trabajo, su pasión y de su quehacer inevitablemente polémico.


Gracias a todos.


Se les quiere, ustedes saben que de verdad (así en negritas) se les quiere.


Una abrazo de Yago.

    

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