Debate


Roberto Desachy

02/10/2009

Y para la ciudad de Puebla, ¿quién le gana a Eduardo Rivera o a Humberto Aguilar Coronado?


Su tradicional soberbia y la borrachera de poder que embarga al marinismo mediático y político desde las elecciones locales del 2007 y federales del 2009 lo hace analizar de manera equivocada el tema de quién será el candidato del PRI en la ciudad de Puebla, porque los miembros del grupo estatal y sus defensores se preguntan quién es el favorito de Mario Marín Torres y, basándose en ello y en sus propios intereses particulares, hacen sus predicciones.

 

El problema con este “análisis” es el mismo que arrastran los propagandistas de Javier López Zavala: basan la esperanza en que su favorito sea el candidato del PRI en el 2010 en el hecho de que es el designado por el gobernador, sin tomar en cuenta que no es el predilecto de los poblanos. Y esto también ocurre en la disputa interna por la nominación en la ciudad.

 

Lo que los propagadores de Javier García Ramírez, Mario Montero Serrano, Valentín Meneses Rojas, Gerardo Pérez Salazar, Víctor Manuel Giorgana Jiménez y Pablo Fernández del Campo olvidan es que – al igual que en la contienda por la gubernatura – la disputa por la ciudad de Puebla en el 2010 será encarnizada y mucho más difícil que la del 2007, debido a que en esta ocasión el PAN tiene buenos precandidatos, como Eduardo Rivera Pérez, Humberto Aguilar Coronado o Ana Teresa Aranda, si es que se decide a aceptar su realidad política actual y a contribuir a que su partido gane el municipio. 

 

Es cierto que en este momento el PRI aventaja al PAN en la preferencia de los ciudadanos para los comicios del 2010, pero todavía no hay candidatos y es importante recordar que, después de la sucesión presidencial del 2006, el panismo – como hoy el priísmo- también pensó que ya tenía ganada la alcaldía de Puebla en el 2007 y que podía postular a quien el Yunque quisiera, sin arriesgar su presunta victoria.

 

Esta arrogancia de creer que el voto ciudadano se tiene asegurado de manera permanente, solamente porque se ganaron una elección o dos fue lo que llevó al blanquiazul a postular a un candidato sin carisma, ni consenso social o discurso político, porque Antonio Sánchez Díaz de Rivera fue un buen dirigente de Coparmex y nadie le discute que tiene gran calidad humana y que el Yunque lo quería como gobernador.

 

Pero fue un pésimo candidato, por ello, Blanca Alcalá Ruiz remontó rápida y fácilmente los más de 20 puntos que Antonio Sánchez le llevaba. En esa elección, la mejor precandidata panista al municipio era Ana Teresa Aranda, pero la ultraderecha la frenó, impuso a su favorito…y llevó al PAN a la derrota.

 

2010, diferente al 2007

 

En contraste, para el 2010 todo apunta a que el blanquiazul postulará a un buen aspirante a la alcaldía de Puebla, porque Humberto Aguilar Coronado, Eduardo Rivera Espinosa y Ana Teresa Aranda comparten una importante trayectoria al interior del partido, además de que tienen discurso, conocen de política y cuentan con los contactos nacionales necesarios, para obtener del CEN panista y de Los Pinos el apoyo que en el 2007 se le negó a Antonio Sánchez Díaz de Rivera.

 

Los tres han ocupado cargos importantes en el panismo (Ana Teresa y Eduardo Rivera fueron dirigentes estatales, mientras Humberto fue subsecretario de Gobernación federal y representó a su partido ante el Consejo General del IFE). Ninguno arrastra tras de sí escándalos de corrupción o ineficiencia gubernamental, como sí lo hace Javier García Ramírez, que a 4 años y medio de gestión no ha logrado concluir ninguna de las supuestas megaobras y sí, por el contrario, las ha encarecido burdamente.

 

Además, las disputas internas en el marinismo por las candidaturas del 2010 se han polarizado: Javier López Zavala y Javier García Ramírez pujan por su lado, mientras que Valentín Meneses, Mario Montero y Gerardo Pérez Salazar hacen lo propio, cada uno por su causa, lo que permite prever que habrá rupturas graves en el PRI.

 

Pablo Fernández del Campo no forma parte del marinismo real, lo que hace que este grupo no lo apoye y que vaya solo en sus aspiraciones, mientras que Víctor Manuel Giorgana enfrenta el repudio de ese sector del partido, que por tener el control del gobierno se siente dueño del tricolor y ha dicho abiertamente que no lo dejará pasar.  

 

En este contexto, el análisis que el PRI debería hacer para determinar quiénes pueden ser sus candidatos en el 2010 al gobierno y a la alcaldía no debería limitarse a las preferencias o animadversiones personales del gobernador, sino que tendría que tomar en cuenta quiénes garantizan que el partido se mantenga en Casa Puebla y en el Charlie Hall. 

 

Y hasta ahora, ningún precandidato priísta garantiza que su partido retenga la alcaldía, porque Javier García y Gerardo Pérez no son políticos, sino inventos partidistas del actual régimen, mientras que Mario Montero ya perdió la elección del 2006, Víctor Manuel Giorgana y Javier López fueron avasallados en el 2000 y Valentín Meneses y Pablo Fernández nunca han protagonizado una contienda electoral directa contra el PAN, porque aunque ambos ganaron en el 2007 - el primero como dirigente y el segundo como aspirante a diputado local - tuvieron el apoyo del desplome panista protagonizado por Antonio Sánchez Díaz de Rivera y del repunte de Blanca Alcalá Ruiz.   

 

Sin embargo, la soberbia y la ceguera producidas por el poder absoluto que detenta el marinismo lo lleva a creer (y a tratar de propagar esta idea) que ya ganó la siguiente elección local, pese a que el PAN cuenta con buenos precandidatos tanto al gobierno como a la alcaldía.

 



 
 

 

 
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