Debate


Roberto Desachy

06/10/2009

Memorias de mis putas tristes


Este lunes, en El Universal, la articulista y defensora de los derechos de las niñas, Lydia Cacho Ribeiro se pronunció contra la posibilidad de que varias instancias públicas y privadas, incluyendo el gobierno de Puebla y la empresa FEMSA, se asocien con el autor de la novela “Memorias de mis putas tristes, el colombiano y ganador del premio Nobel Gabriel García Márquez, para llevar al cine este libro.


Entre otras cosas, lo que dice Cacho Ribeiro es lo siguiente: “la pregunta de la semana es ¿por qué García Márquez aceptó llevar a la pantalla Memorias de mis putas tristes? justo en un momento en que el mundo está luchando contra la creciente explotación sexual comercial de niñas y adolescentes. La novela tiene un público limitado, la película en cambio terminará en televisión y será masiva”.


Y añade: “organizaciones internacionales contra la explotación sexual infantil y adolescente, están cuestionando que se lleve a cabo una apología fílmica de la trata de menores avalada nada menos que por el Nobel y un gran cineasta danés, asociados con el góber precioso”.

 

En el texto, es claro que la articulista se muestra especialmente indignada por la posibilidad de que el prestigio de García Márquez sirva para legitimar al Ejecutivo de Puebla: “el hecho de que el gobierno de Mario Marín invierta un millón de dólares en la película es aberrante. Marín lleva años intentando lavar su imagen con intelectuales y medios luego de las llamadas que lo evidenciaron aliándose a los pederastas. ¿Hasta dónde le queda claro al Nobel de Literatura que se asocia con el góber precioso?”

 

Sin embargo, también este lunes, el columnista Rodolfo Ruiz difundió en su portal E-Consulta que “por acuerdo del gobernador Mario Marín Torres, la administración pública estatal no destinará un solo peso para la filmación de la película Memoria de mis putas tristes, basada en la novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez.

 

“El Ejecutivo tomó la decisión por dos razones: una, para cerrar el paso a cualquier controversia que lo involucre directa o indirectamente sobre el tema de la pederastia y la pornografía infantil, después de que el viernes la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe amagó con denunciar al gobierno del estado si apoyaba con recursos públicos esa película.

 

“La segunda razón es de índole financiera. Marín dispuso que los recursos provenientes del Impuesto del 2 por ciento Sobre Nómina dejen de canalizarse al desarrollo de nuevas películas, para enfocarse a la construcción y generación de infraestructura y nuevos empleos”.

 

El fondo del asunto

 

Creí necesario retomar algunas partes importantes del artículo de Lydia Cacho, porque estoy consciente de que pocos medios o columnistas de Puebla se atreven a reproducir algún texto de dicho personaje, pese a que escriba algo relacionado con la entidad y sus autoridades, por el temor a dejar de obtener el jugoso convenio de extensión de información con el gobierno estatal, que les asegura su manutención, especialmente en tiempos de crisis.

 

Además, el uso y abuso del dinero público es un tópico de permanente interés periodístico y los millones de pesos o dólares que el gobierno de Puebla pensaba invertir en esa película no saldrían de las arcas personales de Mario Marín Torres o Gerardo Pérez Salazar, sino de los fondos institucionales de la administración estatal.

 

Hasta el momento, el marinismo ha repartido dinero público para financiar varias películas, conciertos y programas de televisión, como Nikté, La Leyenda de la Nahuala y Arráncame la Vida, sin que los millonarios fondos erogados hayan servido para incrementar el turismo, convertir a la entidad en un importante centro cultural o ponerla en el mapa de los productores y directores de cine y TV.

 

Se supone que los fondos públicos deben usarse para beneficiar a la comunidad, lo que no ha ocurrido con los recursos que el gobierno canalizó a películas y programas de televisión. Por ello, es de festejarse su recule al ya no financiar “Memorias de mis putas tristes”.

 

Sin embargo, es poco no nada creíble la razón (austeridad presupuestal) esgrimida por el marinismo para ya no contribuir a la filmación de dicha cinta, porque apenas el 29 de septiembre su secretario de Finanzas, Gerardo Pérez Salazar, dijo a La Quintacolumna  que el gobierno tiene el 80 por ciento de los activos de Animex, empresa fílmica con la que está asociada y con la que pronto presentará la película Nikté.

 

Incluso, ese día, Pérez Salazar –aspirante a la alcaldía de Puebla – subrayó que la película “Arráncame la vida” le había dejado ganancias (nunca especificó cuáles) al gobierno estatal y que, por esto, en 4 semanas más financiaría la grabación de la novela de Gabriel García Márquez.

 

Entonces, queda claro que hoy el marinismo miente cuando dice que ya no pagará por filmar “Memorias de mis putas tristes” atribuyendo esta decisión a razones económicas, cuando hace menos de dos semanas su secretario de Finanzas dijo que financiaría está película – precisamente – para ganar dinero.

 

Una mentira más del gobierno estatal que queda evidenciada

 



 
 

 

 
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