DIÁLOGOS EN EL INFIERNO
José Zenteno
22/07/2010
La historia de los ganadores
La pasada entrega hablamos de la posición que eligieron los vencidos y que a la postre les significó perder las elecciones. En esta ocasión analizaremos los movimientos más significativos de los ganadores para intentar explicar cómo fue que alcanzaron una votación histórica y una diferencia superior a los 200 mil votos sobre el PRI de Mario Marín.
Las victorias como ésta se construye con tiempo y con estrategia, nunca es producto de la improvisación. Recordemos el trabajo de Rafael Moreno Valle como Senador de la República. Durante el tiempo que transcurrió entre las elecciones federales de 2006 y el proceso de selección de candidato del PAN en el 2010, se dedicó a recorrer el estado, hizo sentir su presencia entre líderes de todos los colores; estuvo en bodas, fiestas de quince años, velorios, ferias y en cuanto evento social o político le fue permitida su asistencia. Subió y bajó por todas las regiones del estado con el propósito de quitarse la imagen negativa que acumuló por haberse cambiado de partido y trabajó para incorporar a la mayor cantidad de gente a su red de simpatizantes.
Aprovechó los tiempos en que la ley autoriza a los legisladores para hacer campañas publicitarias y promover su imagen entre la población. A finales de los años 2008 y 2009 lanzó intensas campañas a propósito de sus informes de actividades legislativas. En cada ocasión pudimos constatar que Moreno Valle conseguía disminuir los negativos de su imagen y avanzaba en solitario a convertirse en candidato del PAN al gobierno del estado. El crecimiento en la intensión de voto que registraba después de cada informe del Senado, daba cuenta de la rentabilidad de Moreno Valle como candidato y de la efectividad de su equipo para ejecutar campañas. Entre mayo de 2008 y noviembre de 2009 su imagen positiva creció de 13.5% a 37.8%, mientras que el potencial de voto (personas que afirman que si votarían por él para gobernador del estado) aumentó de 17% a 23% en el mismo periodo. En ambos indicadores Moreno Valle pasó del cuarto al primer lugar entre quienes competían por la gubernatura.
La debilidad de Moreno Valle era su partido, pues la ventaja del PRI siempre oscilaba entre los 17 y los 20 puntos. El entorno de crisis económica y el costo de la guerra contra el narcotráfico complicaban las posibilidades del PAN para ganarle las elecciones a la maquinaria priísta. Lo anterior justificaba la necesidad de establecer una alianza con el PRD y los demás partidos opositores, misma que se logró gracias a la voluntad de líderes políticos nacionales y locales.
La coalición Compromiso por Puebla enfrentó con éxito dos grandes desafíos que pudieron hacerle perder toda posibilidad de triunfo: la desconfianza inicial que generó entre los poblanos y el riesgo de fractura en las bases de los partidos por la asignación de candidaturas a presidentes municipales y diputados locales. No sólo fue capaz de conservar la unidad en la mayoría de los municipios al escoger a los candidatos con mejor posicionamiento, sino que dio candidaturas a muchos priístas desplazados quienes contaban con capital político suficiente para aspirar a ganar las elecciones en sus municipios, tal fue el caso de Martínez Amador en Huauchinango o Julio Lorenzini en el distrito 8 de San Pedro Cholula.
Una vez creadas las condiciones para competir en condiciones más favorables, Moreno Valle y su equipo tuvieron que planificar y gestionar una campaña ganadora. Entre otros hubo cuatro aciertos que significaron puntos de inflexión en el camino del triunfo.
La decisión de hacer una intensa campaña en la zona rural del estado, considerada patrimonio electoral priísta, fue una estrategia que muchos consideramos equivocada pero el resultado le dio la razón al candidato; Compromiso por Puebla ganó decenas de municipios que el PRI jamás había perdido.
La campaña ABRE LOS OJOS y la oferta de CUMPLO MIS COMPROMISOS O ME VOY tuvieron su efecto en el votante “switcher”, quien es principalmente urbano, clase mediero y normalmente se abstiene de votar porque desconfía de los políticos. La estrategia, instrumentada por todos los medios incluyendo internet, logró darle credibilidad al mensaje del candidato opositor e hizo que miles de poblanos se interesaran en lo que decía. A principios de mayo de 2010 se estimaba una participación inferior al 50% del padrón del municipio de Puebla y la intención de voto estaba empatada entre Moreno Valle y Zavala. El día de la elección la participación fue cercana al 60% y la ventaja mayor a 20 puntos.
Ubicar a Mario Marín en el centro de la contienda fue un movimiento magistral. El gobernador llevaba varios años de ser el villano favorito de los poblanos pese a que los indicadores de aprobación de su gobierno ocultaban esa realidad. La imagen del mandatario estaba sostenida por una millonaria campaña publicitaria y un férreo control de los medios de comunicación que evitaba a toda costa la exposición del gobernador a la crítica o al error. Cuando Moreno Valle se planta en la tierra de Marín y le dice a la gente que no deben temerle y que él no le tiene miedo, despierta las emociones de coraje e indignación que sentían miles de poblanos hacia la figura del gobernador. En ese momento la elección se llevó al terreno que le convenía a Moreno Valle porque en el imaginario colectivo ya no importaban ni Zavala ni el PRI ni la mezcla partidos de izquierda y derecha; se trataba de reelegir a Marín o votar por un cambio.
La estructura electoral fue el broche que terminó de cercenar las aspiraciones del marinismo. Gracias a que las más de 6 mil casillas en el estado tuvieron un representante de Compromiso por Puebla se anuló cualquier posibilidad de alterar los resultados en el sistema de cómputo. Nada hubiera contado sin la ayuda de esa estructura que dio los elementos para defender el voto.
En conclusión. Si bien las partidas de ajedrez se ganan gracias a los errores y debilidades del adversario, todavía se tiene que hacer lo suficiente para aprovechar esas ventajas. Sin duda que el equipo de campaña de Moreno Valle siempre tuvo una fórmula para atacar las debilidades y neutralizar las fortalezas del rival. Hacerlo desde el poder es relativamente fácil, pero hacerlo desde la oposición es muestra de constancia, coraje y estrategia.
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