Los Conjurados


Erika Rivero Almazán

 

Germán Martínez y sus mujeres


Fue un día antes de la unción.


Germán Martínez se reunió con sus mujeres: más de 500 féminas, líderes todas y representantes sociales del país.


Y las consintió con se debe: una comida gourmet para empezar. El sitio tenía que ser de primera categoría: el salón Tolteca del World Trade Center. A las 2 y media de la tarde empezó el desfile de mujeres que vestían a la moda y lucían maquillaje y peinado de salón, pero lo más importante: inteligencia, liderazgo. Por eso fueron invitadas.


Margarita Zavala de Calderón y Josefina Vázquez Mota recibieron a las panistas de beso y abrazo.


La comida se sirvió temprano: crema de queso con chipotle, pan artesanal, pechuga adobada con ensalada de papa al horno gratinada, y de postre, mouse de mandarina con helado de fresa y cobertura de chocolate. Como bebida, vino blanco.


En una mesa, la delegación poblana.


Y para sorpresa no se invitó a ninguna integrante del Comité Directivo Estatal o Municipal. Tampoco contó que fueran consejeras nacionales o no.


Extraño, pero Ana Teresa Aranda no asistió.


Apenas fueron diez el número de las poblanas. Pero, por el mensaje enviado, se trataba de ser selectivo.


Rocío Sánchez de la Vega, Violeta Reyes, Genoveva Huerta, Rosa Elba de Ita, Miriam Arabián. Pero el trato especial, fue dirigido a dos y sólo a dos: Angélica Ramírez, exdiputada federal y Blanca Jiménez, excandidata a diputada local por el distrito 1 y esposa de Genaro Ramírez, identificado ampliamente con el grupo del senador Ángel Alonso Díaz Caneja.


Cuando llegó Germán Martínez, todas lo vitorearon, aplaudieron y hasta competencia de porras hubo.


Martínez, más contento que de costumbre por el nacimiento de su hija (que tiene 5 días de nacida), llegó rozagante, enfundado en su eterno traje azul.


El mensaje fue fácil de identificar: el nuevo líder del PAN apapacharía a las mujeres panistas como nunca antes su partido lo había hecho. No sólo se trata de reconocer el trabajo de las féminas de Acción Nacional, sino de embarcarse en la nueva tendencia nacional en el que, como una ola natural, eleva a los mujeres para llevarlas a cargos de poder, y eso incluye al poder político.


Martínez prometió a las ahí reunidas que, de ahora en adelante, habría apoyo incondicional para llevar a las mujeres a cargos relevantes, incluidas las dirigencias del partido y puestos de elección popular.


Las que más aplaudieron fueron las poblanas Angélica y Blanca.


La señal fue enviada.


Y la gran mayoría del panismo poblano la recibió como una buena noticia, aunque en el fondo, algunos ya tiene sus dudas al sentir a sus liderazgos amenazados: Francisco Fraile, Ana Teresa Aranda, Rafael Moreno Valle, los ‘pablos’ (Pablo Montiel y Pablo Rodríguez Regordosa).


Y es que al ungir a Germán Martínez como el nuevo dirigente nacional del PAN, la militancia recupera una bocanada de oxígeno entre la confusión y la derrota, común denominador del pasado año electoral.


Puebla no es la excepción.


El clima de confrontación entre los grupos que se ventila en los medios de comunicación abochorna y desmoraliza a los propios panistas, incapaces de identificar a los liderazgos que, por añejos, ya no encuentran vigencia en nuevas caras.


La llegada de Germán Martínez también significa un cambio en la estructura general y en la estafeta del ‘nuevo grupo’ en el poder político. Con la ventaja que da la amistad, la cercanía y hasta la complicidad se ubica al grupo del senador Ángel Alonso Díaz Caneja, Roberto Grajales, Angélica Ramírez y Genaro Ramírez.


Lo dejó claro en su primera visita a Puebla en calidad de ‘candidato’ a la dirigencia.


Sólo pidió la presencia de los consejeros políticos nacionales, y lo hizo mediante Ángel Alonso y Roberto Grajales.


¿Alguna duda?




 
 

 

 
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