Dios en el poder


Selene Ríos Andraca
diosenelepoder@hotmail.com
Twitter: @SeleneRios (flordecalabaza0@gmail.com)

12/01/2011


La boda de tus pesadillas



Tragó saliva.


—¿E…E….Estás seguro? —preguntó, consternado.
—Sí. —se escuchó al otro lado de la línea.
—No jodas —alcanzó a decir.


Soltó el auricular.


Se quitó el sudor de la frente.


Una llamada telefónica cambió el curso de los plan

es.
El mensaje fue avasallante.


Aterrador.


Todo menos eso.




Pe. Pe. Pe. Pe. Peeeé (Léase al ritmo de la famosa canción Disco Samba, esa que dice Brasil…tararárará…tararararará…Brasil)


El escenario, envidiable: una hermosa, florida, soleada y cálida hacienda arroparía las nupcias de la hija del hombre que encabezó el Sistema Operador de Agua Potable en Puebla (SOAPAP) en el sexenio de Mario Marín.


El clima, perfecto: Jojutla, Morelos.


Invitados, selectos: mil.


Menú, gourmet.


Música, la más movida.


Vestido, de diseñador.


Organización, experta.


El vals, de orquesta sinfónica.


La bebida, lo de menos.


Fanfarrias, escasas.


Y…


Todo listo para la gran unión de la feliz pareja.


Sin duda, uno de los días más especiales en la vida de las personas.


Algunas planean hasta el último detalle.


Desde el decorado de mesas y sillas, hasta la reacción de los padres en el primer baile de los novios. (Ya saben, la lagrimita en la mamá de la novia)


Ay.


Suspiros.


Sólo un pequeñísimo detalle fue omitido por todos, incluso por el exfuncionario marinista.




Faltaban dos días para el magno evento.


Pe. Pe. Pe. Pe. Peeeé. —Beto (lovely) dixit—


Menos de 48 horas.


Los nervios en la novia ya habían causado estragos.


En el novio, ni se diga.


Él asumió su responsabilidad.


Citó a la pareja para hablar seriamente.


**


—Mija, vamos a tener que cancelar la boda. —trastabilló Eduardo Macip Zúñiga.


Plop.


—Pe…pero ¿Por qué, papá? —dijo aquella devastada.


Macip frunció, su ya súper fruncido ceño.


Se aclaró la garganta.


—No… no podemos hacer la boda, entiende.
—¿Ocurrió algo, suegro? —preguntó el novio.
—Tengo problemas.
—¡¿Qué tipo de problemas, papá?! ¿Qué pasa? ¡¡¡¿Qué sucede que vas a suspender mi boda, mi boda?!!!
—…


Macip tomó fuerzas.


—Me hablaron hace un rato…—balbuceó, casi a punto de llorar.
—Ya, por Dios…
—Ya liberaron una orden de aprehensión en mi contra por desvío de recursos. ¡Y no quiero ir a la cárcel!


Snif.
Snif.


El domingo esta historia tendrá todo el sentido del mundo.


Seamos pacientes todos.




El Don Nadie y la hostess


La escena más exquisita de la gira de Enrique Peña fue la protagonizada por el insignificante diputado Jesús Morales Manzo (PRI ¡ah no!, PRD ¡ah no, tampoco!, PT ¡ah ya no!, ¿Esperanza Ciudadana? ¿Social Demócrata? ¿PAN? Dios, perdónenme le perdí la pista a este pobre diablo).


El “muy-muy” llegó al desayuno de la unidad priista celebrado en el hotel Presidente Intercontinental.


—Buenos días, con permiso —dijo Morales Manzo, conocido en la clase política por… por… por… barato.
—¿En qué puedo servirle, muchacho? —dijo la hostess mirando de abajo para arriba al sujeto.
—Este… estoy invitado.
—¿A qué?
—Al desayuno.
—No, lo siento. Las invitaciones son controladas y no entra c-u-a-l-q-u-i-e-r-a.
—Pe…pero, soy diputado.


La mujer lo observó nuevamente de pies a cabeza.


Sonrió con malicia.


—Sí, como usted diga, pero no puede pasar.
—¡En verdad! Soy diputado por el Partido… (Desconozco esta parte del diálogo)
—Ay ajá.
—En serio, señorita. ¡Mire él es mi compañero en el Congreso local! David Espinosa ¿verdad que somos diputados?
—Por supuesto —respondió el priista.


La recepcionista ladeó la cabeza.


Los observó.


—Miren, esta reunión es para invitados especiales. Lo siento. Tendrán que retirarse.


Casi media hora se tardaron en convencerla.


Y no lo consiguieron.


Un priista logró que dejaran entrar al par de desconocidos diputados.


Miau.




La ignorancia de Peña Nieto (Y la mejor musa)


De entre los muertos, surgió.


Como Jesucristo, resucitó.


Desde el Hades, emergió.


Tras una lamentable ausencia, Mario Marín se placeó públicamente.


Su figura minúscula le costó al presidenciable Enrique Peña Nieto, las notas principales en El Universal y Reforma.


Reportes resaltados en Milenio y Proceso.


Cobertura total en los medios locales.


Una vez más, la ignorancia de Peña Nieto quedó expuesta.


Ya imperdonable es que desconozca de literatura.


Que confunda escritores.


Que tartamudeé en la FIL.


Pero, no saber quién es Mario Marín en Puebla es hasta grosero, pues.


Agradecerle su presencia y su apoyo, is too fucking much.

 

Como dijo Carmen Aristegui: “cada quién su campaña”

 



 
 

 

 
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