Dios en el poder
Selene Ríos Andraca diosenelepoder@hotmail.com Twitter: @SeleneRios (flordecalabaza0@gmail.com)
29/09/2011
¡Expulsaciooón!
    
Tarde o temprano, pasaría.
Todos lo sabíamos.
Era cuestión de tiempo.
Tic, tac.
Tic, tac.
O de esperar.
Dice mi mami que uno no puede andar por la vida sin negar la cruz de su parroquia.
Tal vez uno pueda fingir algunos días, semanas o años, pero en algún momento, en el menos pensado, reluce el código postal.
Vaya, fluye la naquez.
El cobre, pues, el maldito cobre.
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El priista Edgar Salomón llevaba el balón en sus pies e iba directo a la portería.
Ya había driblado a cuatro contrarios.
Dos, sin aliento, le mentaban la madre a distancia.
Los otros dos lo odiaban por su agilidad de gacela.
El diputado tricolor tenía un objetivo: anotar un gol.
Edgar se perfiló hacia la portería.
Visualizó el balón entrando por donde las arañas hacen su nido. —Miau—
Preparó la zurda para el zambombazo.
De pronto…
Fiuuuuuug. (Léase como barrido)
Cuaz. (Léase como golpe directo a la espinilla)
Pum. (Léase como choque de cuerpos)
Zas. (Léase como caída)
Suelo.
Auch. (Léase como dolor)
¡Santa Barrida!
El diputado salió rodando por el césped…
Dos maromas después, Salomón se llevó las manos a la espinilla de la zurda de privilegio.
—¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaay!— gritó el astro texmeluquense.
El defensa se sorprendió de la dura entrada que hizo, pero sonrió con dolo.
—¡Faltaaaaaaaaa! ¡Faltaaaaaaa, árbitro!—, balbuceó el priista con la voz entrecortada y un rictus de dolor.
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El duelo en la cancha era PRD contra PRI.
El director técnico de los perredistas, Erick Cotoñeto, festejó la barrida con tremendos gritos, con ese tono tan peculiar del barrio de Tepito.
—Sssss ¡A huevooo, esoooos! Ssss…chales, chales. ¡Qué barridón, carnal! Ssss…Aquí nuestros chicharrones sí crujen— dijo el diputado rascándose la entrepierna.
Cruig.
Cruig.
Los jugadores estaban confundidos por los gritos de Salomón y de Cotoñeto.
¿Marcaron la falta?
¿Seguimos jugando?
Aún tirado sobre la cancha, el priista exigía que sacara la tarjeta roja.
—¡Faaaaaaaaaaaalta! O sea, weii, no manches, árbitro. Hellooooo, no fue nada, nada, nada limpia la barrida. Ni tantito, weii. ¿No la vas a marcar? ¡Ash! Tú, muy mal, ¡eh!
Los priistas se acercaron al árbitro y comenzaron a exigir la tarjeta roja.
El juego se detuvo unos instantes.
Erick Cotoñeto enfureció desde la banca.
—Ssss… ya, chale… sigan, sigan, siganlesssss…Ya mijo, mejor vete a tirar a tu casa o a tu vieja. Ssss, no la hagas de tos, pinche d-e-l-i-c-a-d-i-t-o.
Los ánimos se encendieron.
Salomón intentó calmar a sus compañeros que estaban a punto de armar la “cámara húngara” en la cancha.
Cotoñeto enloqueció y por unos minutos se sintió Tomás Boy.
A pasos agigantados cruzó el campo para llegar a Salomón.
Llegó hasta donde estaba tirado el lesionado.
Escupió junto a él.
¡Puarghff!
—Ssss, ¿y’ora? ¿Qué tranza, contigo? ¿De a cómo nos toca, nenita? ¡Rífate, rífate, rífate!
Edgar Salomón optó por ignorarlo.
—¡Ya deja de chillar como n-e-n-i-t-a! ¡Bua, bua! No seas chillona, cabrón.
El priista respiró profundo.
—Sssss, ora, ora, ora, ¿un trompito, mijo? Pa´que sepas lo que es dolor, nena.
—Ya, Erick, cálmate— dijo aquel adolorido.
—No, psss… la haces de jamón, y te tiras, y suspenden el juego.
—¡Pues me pegó! ¡No fue limpio!— respondió Edgar ya un poco alterado.
—Ayayayayayay, pus aguante vara. Ssss… Tas chillando con el árbitro.
—No, sólo quiero que juguemos limpio.
—Ay sí…Y le digo, le digo, le digo naaaa y me dice, naaaa…Ay sí, ni creo que le haigas dicho.
—Ya, ya. Por favor.
—Ayayayay ¿Ya quieres la expulsación o qué? N-e-n-i-t-a…
Cojeando, Salomón abandonó la cancha, anonadado de la reacción del diputado que en sus ayeres era chofer y velador del PRD estatal.
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Para mejorar las relaciones interpersonales entre los trabajadores del Congreso, se organizó un torneo interno en el Palacio Legislativo. Para la copa de fútbol se dividió en equipos por grupo parlamentario.
La mayoría de los equipos son integrados por los asistentes de los diputados y demás empleados del Congreso.
La queja más frecuente es contra el equipo perredista y su director técnico, Erick Cotoñeto, debido a que mete “cachirules” para ganar la copa.
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Nota al pie:
Los términos futbolísticos empleados en esta entrega fueron proporcionados por Héctor Hugo Cruz, Yonadab Cabrera y Paulina Cataño.
Los términos ñeros son propios de Erick Cotoñeto.
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