Dios en el poder


Selene Ríos / Edmundo Velázquez

 


A “La Chata” Martínez, que seguramente estará apapachando a otros seres.
Desafortunadamente ahora, lejos de nosotros, estará cocinando en algún lugar ese delicioso chiltepín con cacahuate.
Porque esa famosa mujer no tuvo límites sentimentales con nosotros, hoy tampoco queremos tenerlos.
Desde este espacio, deseamos cargar un poco con el dolor de nuestro querido Mario Alberto Mejía, de su padre don Mario, de Gloria y de Ofir.
Y eso, es culpa de “La Chata”, por hacernos sentir parte de ustedes, de su familia.
Porque las palabras, “Mayo Peto”, jamás sonarán con tanta intensidad, como cuando ella las pronunciaba.
Porque ella era el amor de Mario, y por lo tanto un amor nuestro, fue que decidimos escribir una dedicatoria para él y su familia, aunque sabemos de antemano que estas palabras no apresurarán el encuentro de algún consuelo.
Mario, nuestro vocabulario carece de palabras para estos duros momentos, no sabemos, ni hemos aprendido a escribir una palabra correcta o una frase certera que logre mitigar el dolor que sientes.
Creemos que no existe manera alguna de hacerte sentir mejor, sin embargo, toma esto como nuestro vago e inútil intento.


 

El grillito Meneses


¿Se acuerdan de Cri-cri?


¡Ah, cómo no!


Sí, el que cantaba “La Patita”, “La marcha de las letras” (que deberían de saberse varios políticos), “La muñeca fea” (que le queda a hartas que conocemos), ya saben, todos esos éxitos.


Bueno, pues tenemos nuevo grillo.


Es más, ¡cantemos juntos!


—Total, ya estamos acostumbrados a ser sus payasos, cabrones—


¿Quién es el que anda ahí….?


Es Valentín… Es Valentín…


¿Y quien es ese señooooooor?


Él jodió a Olamendiiii.


Sí. Así como lo leyeron.


Valentín nos salió como Cri-cri, pero no por componer tiernas y hermosas melodías para el disfrute de los pequeñuelos.


Nos salió Cri-cri, pero por ser tremendo grillo.


¿Por qué?


Pues muy secretario de Comunicaciones y Transportes y exvocero, y lo quieran, pero el buen Vale todavía tiene su peso dentro del gabinete.


¡Cómo frega’os no!


Es más, tanto que anduvo de grillito (y no cantor porque se sabe puras de José José) y entre sus ojos tuvo al buen Carlos Olamendi.


Si, aquél que es compadre, pero que no es compadre, de Rubén Gil Campos, el celebérrimo narcoalcalde.


Dicen que lo mandaron a la Secretaría de Desarrollo Económico.


Pero lo cierto es que Vale Meneses usó su cercanía con el gobernador para ir poniéndole piedritas en el camino a Carlos Olamendi.


Es más, cuando estalló el escándalo de la cercanía con Olamendi y Gil, Vale tuvo toditas las armas para ir tramando su salida de la administración.


No pudo del todo.


Pero sí pudo dejarlo fuera de la Casa para la Atención del Migrante Poblano.


Y tan fue su obra la salida de Olamendi, que el que llegó, Héctor Escobar, es cuatísimo del buen Vale.


Piensa mal y acertarás, dicen por ahí.


Pero mejor nos callamos, no vaya a ser que Vale le llame a nuestro jefe y también nos grille a nosotros.

 



 
 

 

 
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