Resulta realmente conmovedor revisar la prensa de hace menos de tres meses y constatar el “gran apoyo” que Roberto Ruiz Esparza tenía un sector importante de los medios informativos y del propio priísmo, porque - ahora que el ex futbolista cayó en desgracia política por errores y excesos personales – ninguno de sus anteriores promotores quiere dar la cara por él.
Hace poco, muy poco tiempo, priístas, empresarios y columnistas presionaron al propio gobernador, para que Ruiz Esparza fuera candidato del PRI a la alcaldía, mediante una alianza con el Panal. Inclusive, Valentín Meneses Rojas se reunió con el ex diputado federal del PAN y con el dirigente nacional elbista, Jorge Kawashi, y admitió que era posible postularlo.
En ese momento, los panistas advirtieron que no les preocupaba la candidatura de su ex simpatizante, ya que conocían sus puntos vulnerables. Pese a ello, Omar Álvarez Arronte, Pepe Hannan, entre otros, incrementaron su campaña mediática –política, para imponerlo, sabedores de que les garantizaba el acceso a los fondos de campaña y, de ganar, el retorno a los años dorados del paredismo.
Incluso, después de que Blanca Alcalá fue postulada, más de un columnista condenó la nominación, alertó que el PRI estaba abandonando la plaza y apostó a que se cambiaría de candidato. Una vez que su intento fracasó por la intervención de Beatriz Paredes Rangel, desde luego, los impulsores de quien trataron de vender como el “salvador de los priístas, el único que puede darle pelea al PAN”, duplicaron su campaña sucia contra quienes osaron oponérseles.
Ahora que el entorno político-electoral se ha modificado completamente, que la candidatura de Ruiz Esparza no solamente no levantó, sino que se tambalea y que Blanca Alcalá está compitiendo en términos reales, es conveniente preguntarse dónde están los promotores del ex futbolista y por qué presionaron hasta extremos peligrosos para imponerlo.
De entrada, los audios que se han dado a conocer revelan que el candidato del Panal presume una estupenda relación con el ex número dos del estado, Javier López Zavala, como lo demuestra el hecho de que el ex diputado federal dijera que era igual postularlo a él o a su presunto amigo, que hasta el momento no se ha deslindado de Ruiz Esparza, pese a que supuestamente funge como coordinador de Promoción al Voto del PRI.
Una buena relación Ruiz Esparza-López Zavala explicaría el apoyo del hoy director general del Cobach y de un importante grupo de empresarios mediáticos al ex deportista, a quien – incluso – le organizaron varios reuniones de financiamiento y de apoyo.
Por ello, sería conveniente que todos le explicaran al llamado primer priísta de la entidad por qué quisieron imponerlo, a pesar de sus “tácticas” paredistas de autograbarse y de su vulnerabilidad política, que no sólo es producto del escándalo actual, sino de su falta de aceptación entre los priístas y de sus nunca negados vínculos con Luis Paredes Moctezuma.
También sería interesante conocer qué hay de cierto en la versión de que el ex futbolista acostumbra grabar todas sus conversaciones, ya que esas cintas explicarían qué tipo de lazos lo unen con quienes lo quisieron imponer, con la falacia de que era el único que podría poner al PRI en la contienda y que era totalmente leal al proyecto del grupo político estatal.
Lo que no se puede negar es que un sector importante de políticos, empresarios y columnistas pueden (o al menos deberían) estar muy nerviosos, ante la posibilidad de que el ex capitán del Puebla de la Franja decida filtrar más grabaciones, nada más para desquitarse de quienes lo dejaron morir solo.
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