Duelo de Espadas
Edmundo Dantés
Proyecciones del 2008
La encuesta de Opina publicada en Cambio ratifica que, pese a que el 2008 no es un año electoral, sí será eminentemente político, ya que el duopolio partidista predominante en la entidad deberá prepararse para lo que será una batalla muy importante: la disputa por la mayoría en la Cámara de Diputados federal y, por consiguiente, en la definición del rumbo del país.
Como se ha comentado en este mismo espacio en ocasiones anteriores, mal haría el priísmo poblano en asumir una posición triunfalista de cara a los comicios federales del 2008, porque la realidad señala que la victoria priísta del año pasado se debió más a la mala selección de candidatos panistas, a la división interna en el blanquiazul, a la orfandad en que el gobierno calderonista dejó a sus correligionarios y a los continuos desatinos del mismo Ejecutivo central, que a un reposicionamiento real del tricolor dentro del electorado poblano o a que haya recuperado la confianza de la ciudadanía.
En este contexto, la de Opina y las demás encuestas deberían ser tomadas en cuenta por los dirigentes reales del priísmo local y nacional, para tomar decisiones de cara a las elecciones federales del 2009, sin que – en la medida de lo política y humanamente posible - dichas determinaciones sean contaminadas por las filias y fobias propias inherentes a la sucesión gubernamental.
Es entendible que en la mente de la clase política poblana de todos los partidos comience a predominar la contienda interna por la gubernatura, en lugar de pensar que lo primero es ganar la siguiente elección federal. También es lógico que algunos pretendan que los partidos definan las candidaturas del 2009 conforme a sus intereses sucesorios personales.
Sin embargo, quienes toman determinaciones en los partidos, en especial en el PRI, cometerían un grave error si se dejan llevar por sus filias y fobias sucesorias a la hora de designar a quienes representarán al priísmo en el 2009, porque contribuirían a que su partido vuelva a ser derrotado y a que el PAN se reposicione dentro del electorado, como se demostró en las contiendas federales del 2000, 2003 y 2006, en las que el blanquiazul triunfó.
Así es: la realidad electoral poblana en comicios federales señala que desde 1997 el priísmo poblano es vencido de manera consuetudinaria por el blanquiazul, que paulatinamente le ha ganado terreno y que en la pasada contienda presidencial se quedó con 12 de 16 diputaciones y las dos senadurías de mayoría.
Y aunque es previsible que el descontento generalizado por el pésimo gobierno calderonista siga ocasionando un costo político para albiazul, también lo es que la federación usará todos los recursos legales e ilegales (incluyendo un IFE empanizado, la iglesia católica, la cúpula empresarial local y nacional y los programas y recursos para Desarrollo Social), para obtener la mayoría legislativa que le permita terminar de entregar los recursos nacionales al capital internacional y de imponer un gobierno represivo y confesional.
Por ello, si la lógica política se impone en el 2008, el priísmo deberá apuntalar a sus personajes mejor posicionados en los estudios de opinión, como Enrique Doger Guerrero, Javier López Zavala, Mario Montero Serrano y Valentín Meneses Rojas, para que puedan ser candidatos a una diputación federal en el 2009 y le den a su partido posibilidades reales de triunfar, sobre todo en una plaza difícil como la ciudad de Puebla.
Pero si se encona la disputa adelantada por la sucesión y en lugar de la lógica se imponen la exclusión y el canibalismo internos, el priísmo postulará candidatos débiles y cuestionados, poco competitivos que obtendrán una derrota. Y aunque será hasta el año entrante cuando se definan las nominaciones, desde este 2008 se establece el contexto en que se efectuarán los comicios federales intermedios.
En consecuencia, la clase política priísta deberá definir en este año una buena parte del entorno en que contenderá con el PAN en el 2009. Así, una campaña interna de exterminio contra un militante prominente se traducirá en desprestigio para el propio partido y dará al blanquiazul mayores elementos de condena, crítica y fortalecimiento ante el electorado.
Y lo cierto es que el panismo no necesita apoyos externos para remontar, como lo demostró la nota de 8 columnas del domingo de El Universal, porque el calderonismo seguirá contando con la complicidad de los medios nacionales para desprestigiar a sus enemigos y hacerlos censores de los gobiernos estatales durante la contienda federal, para impedir que puedan intervenir a favor del PRI o PRD.
Estocada
Mucho se habla de posibles cambios en las dirigencias estatal y municipal del PRI y queda claro quién tiene el derecho de hacer los movimientos que considere pertinentes. Sin embargo, tal vez sea poco conveniente remover a Valentín Meneses Rojas y Humberto Vázquez Arroyo, porque en la pasada elección local rindieron buenas cuentas y parece inadecuado cambiar a quienes dan buenos resultados.
El PRI no debería ser tomado como una agencia de colocaciones o plataforma sucesoria, sino como lo que supuestamente es: un partido que desea mantener el poder en el estado y recuperar las posiciones perdidas a nivel federal. En consecuencia, puede ser contraproducente generar rupturas o conflictos internos donde – hasta el momento – ha predominado el acuerdo y la unidad.
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