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Duelo de Espadas


Edmundo Dantés


Sombrero ajeno

 

Ahora que todas las encuestas reales dan a Blanca Alcalá Ruiz una ventaja de 20 puntos o más sobre Antonio Sánchez Díaz de Rivera y que los expertos en Demoscopía pronostican que dicha superioridad crecerá en lugar de reducirse, habrá muchos que quieran colgarse la medalla de la victoria, como lo demuestra que Javier López Zavala haya puesto a sus todavía empleados – eso parecen - de la secretaría de Gobernación a escribirle loas como el “hacedor del milagro del PRI” en sus “artículos” en prensa.


Acostumbrado a privilegiar su proyecto político personal y a caravanear con sombrero ajeno, lo que irritó a sus ex compañeros de gabinete, que en protesta formaron el grupo TUCZ (Todos Unidos Contra Zavala), pretende adjudicarse una todavía hipotética victoria que de ninguna manera le corresponde a él, sino – principalmente – a los candidatos y a sus circunstancias particulares ya analizadas en demasía.


Así como no hubo quien se asumiera como “culpable” por la debacle del 2006, pese a que muchos de los candidatos derrotados estaban plenamente identificados con quien en ese tiempo se asumía como la “voz del gobernador”, la hoy previsible victoria del tricolor tiene su principal origen en el desmoronamiento del PAN a nivel nacional, algo que se ha constatado en casi todas las elecciones de este año.


Tampoco deben soslayarse el fraude interno con que el Yunque excluyó a Ana Teresa Aranda, la garrafal equivocación en la imposición de un candidato totalmente ajeno a la ciudadanía y al panismo y las toñadas convertidas en estrategia de campaña. Es posible que si Sánchez Díaz de Rivera hubiera guardado silencio en estos dos últimos meses, su declive no habría sido tan pronunciado y todavía estaría en competencia.


Antonio Sánchez y su grupo (CCE, Canacope, Coparmex y demás fauna yunquista) fracasaron en su estrategia de ganar votos a costa de golpear al edil Enrique Doger, porque éste desnudó sus compromisos, carencias e intereses al responder irónica e incisivamente a los ataques y no tomaron en cuenta que el trabajo del munícipe es bien evaluado por la ciudadanía, que ve obra pública en distintas colonias.


Antonio Sánchez olvidó que Enrique Doger lleva casi tres años siendo acusado de todo por grupos internos y externos al PRI…sin que se le haya probado nada. En consecuencia, ya tiene anticuerpos contra las campañas mediáticas y políticas en su contra.


Además, las administraciones panistas han fallado en la ciudad y están fracasando en todo el país. En el blanquiazul olvidaron – también – que el 2007 no es el 1995 ni el 2001 y, en consecuencia, mucha gente ya no cree su “discurso” de que todo lo priísta es malo, de que el PAN es el “cambio”, de que los gobernantes emanados del albiazul son “puros, castos y limpios” y de que haya una diferencia real en la manera en que ambos ejercen el poder.


Incluso, no se debe soslayar el deseo y la curiosidad de muchos poblanos por ser gobernados por una mujer, de quien los propios panistas, como Jorge Ehlinger, reconocen que lo único que le pueden reprochar es su militancia en el PRI. Aunque no “prendido” a la militancia, ha sido buena candidata y tuvo el tino de basar su campaña en las recomendaciones de la consultora  Sostén, pese a que ello le valió severas críticas en un principio.


Otro factor importante para el triunfo será la inclusión real de todos los grupos internos priístas, no solamente en la planilla de regidores, sino también en las diputaciones. Y esta apertura se generó desde la presidencia estatal del PRI y a pesar de los intentos y trampas por imponer la voluntad de quien hace poco (o hasta ahora) se ostentaba como el segundo hombre más poderoso del estado.


Estocada
Mucho han amenazado los panistas con aprovechar el debate de hoy, para reventar una “bomba” contra Alcalá Ruiz. Es poco probable que esto ocurra, porque cualquier ataque a alguien cercano a la candidata podría ser interpretado como una señal de cobardía, impotencia o desesperación, mientras que si Roberto Ruiz Esparza le hace segunda a Antonio Sánchez contra la priísta, tampoco obtendrían buenos resultados.


El PAN tendría que demostrar que la candidata del PRI incurrió en alguna anomalía severa como funcionaria pública, para que los electores recularan en su intención de apoyarla. Sin embargo, si los panistas tuvieran pruebas reales de algo ilegal, lo más lógico es que las habrían dado a conocer antes de que se les escapara su competidora.


En consecuencia, solamente un grave error de Alcalá Ruiz o una “victoria” aplastante del panismo pueden hacer que el debate lo regrese a la contienda. Lo positivo para el candidato de la ultraderecha y lo preocupante para la priísta es que Antonio Sánchez ya no tiene nada qué perder, difícilmente puede caer y eso lo hace un adversario muy peligroso.



 

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