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Duelo de Espadas


Edmundo Dantés


Dobleces

 

Príista de día y panista de noche, precandidato a la gubernatura en Puebla y suspirante por ingresar al gabinete calderonista en el DF, Jorge Estefan Chidiac es un curioso usufructuario de una doble personalidad que demuestra que en las pasadas elecciones federales el panismo ganó 13 diputaciones, no 12, como lo determinó inicialmente el IFE.

 

En los hechos, Estefan Chidiac se ha convertido en el plomero de Felipe Calderón en San Lázaro al hacerle el trabajo sucio con una supuesta “reforma fiscal”, que solamente consiste en robar a los mexicanos que pagamos impuestos, en especial a la clase media, un porcentaje mayor de los de por sí mermamos ingresos.

 

Pero el ex delegado del IMSS no solamente está al servicio del calderonismo en el DF, también en Puebla, porque cuando su candidato a la alcaldía va en picada y la del PRI mantiene un ascenso constante, uno de los priístas (supuestos) más seguidos por la prensa nacional encabeza un golpe contundente contra el poder adquisitivo de los mexicanos, que – obvia y justamente – lo cobrarán en las urnas.

 

No existe justificación política, electoral o social alguna para que el priísmo apoye la presunta reforma fiscal. En primer lugar, porque no se trate de un proyecto integral, sino que consiste solamente en aumentar cargas a quienes ya pagamos, dado que no se aumenta la base gravable, no se vuelve cautivos a sectores  que pertenecen en la economía informal y no incluye un proyecto que mejore la distribución de la riqueza.

 

El proyecto fiscal panista-empresarial no implica que quienes ganan más paguen más, tampoco hace que cubran su deuda histórica con el país los poderes fácticos que se han beneficiado de un régimen impositivo que privilegia a las grandes corporaciones y castiga a los profesionistas y trabajadores. Tampoco fija bases claras para distribuir los recursos públicos de manera equitativa, justa y racional a los estados, municipios, universidades, etc.

 

Un incremento a la gasolina generaría una severa espiral inflacionaria, que dañaría severamente la de por sí precaria calidad de vida de los mexicanos, sobre todo si se toma en cuenta que la canasta básica ya subió 20 por ciento en lo que va del calderonismo y que los salarios aumentaron cuatro veces menos   

 

Este nuevo atentado contra los bolsillos de millones de mexicanos no quedaría impune, se cobraría en las urnas y aumentaría el gran desprestigio y rechazo social al PRI, que se reafirmaría como brazo ejecutor y legitimador automático de Calderón Hinojosa.

 

Entonces, ¿por qué el deseo de Estefan Chidiac de hacer el trabajo sucio del gobierno?, ¿a qué se debe su propósito de dejar al PRI poblano sin posibilidad de ganar la elección de noviembre?, pese a que seguramente está consciente de que su entreguismo propanista contrasta notablemente con la línea política de quien supuestamente lo formó políticamente, el ex gobernador Manuel Bartlett Díaz

 

La respuesta es simple: quiere ser el candidato de Felipe Calderón a la gubernatura…por el PRI. Estefan Chidiac no está pensando en el PRI y en el presupuesto del 2008, sino en sí mismo y en la contienda adelantada por el gobierno y sabe que seguir siendo el más panista de los diputados federales priístas le puede generar beneficios personales importantes, como ser palomeado en Los Pinos.

 

Como intentó hacer Vicente Fox Quesada con Elba Esther Gordillo en el 2002, hoy Felipe Calderón usa al ex titular de la Contraloría bartlista, para que el PRIANAL apruebe un paquete fiscal claramente dañino para la mayoría de los mexicanos, sin que el blanquiazul cargue solo con el costo político-electoral.

 

Aunque Estefan Chidiac quiera hacer creer que su entreguismo se debe a que el PAN mantiene en su control el futuro político del estado a través de la SCJN y su dictamen sobre el caso Cacho, lo cierto es que el colaboracionismo de los diputados federales priístas no garantiza nada a los gobernadores emanados del tricolor, como lo demuestra la actitud ambivalente de los magistrados, que han manipulado lo ocurrido en Puebla y Oaxaca al no emitir una resolución definitiva.

 

Sabedor de que Calderón Hinojosa paga muy bien los favores políticos recibidos, en especial si implican una traición ideológica, el diputado federal podría – incluso – ser llamado al gabinete de quien fue su compañero de legislatura entre 1997 y 2000. A esto se debe su “disposición” a que el PRI pague el precio electoral de dicha propuesta.

 

Lo peor para el tricolor es que la aprobación de la erróneamente llamada “reforma fiscal” le costaría más que al PAN, ya que el priísmo se encuentra mucho más desprestigiado que el albiazul y carece de los recursos necesarios para – una vez aprobado el atentado contra la economía de las clases medias- tratar de limpiar su maltrecha imagen.

 

Lo malo para Estefan Chidiac es que ha fracasado rotundamente en su intención de que los poblanos no lo identifiquen como el plomero calderonista para sacar adelante este atentado a la economía de las clases populares y medias, porque los medios nacionales han informado claramente que és el principal instigador del ataque y que varios de sus correligionarios le reprochan su entreguismo.

 

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