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Duelo de Espadas
Edmundo Dantés
Desesperación panista
Ante su descenso en la intención del voto de los poblanos y el inesperado (también para mucho priístas) crecimiento de la candidatura de Blanca Alcalá Ruiz, los panistas muestran signos claros de desesperación: acuden a Radio Oro para tratar de reactivar el caso Cacho, provocan zafarranchos en mercados y acuden a eventos priístas con la intención de generar violencia y victimizarse y hasta se muestran “incluyentes” al aceptar la participación de todos sus adversarios en el debate.
Lo que sucede es que los panistas ven cómo todos los días el “día de campo” con que esperaban ganar la ciudad de Puebla se convierte en una verdadera disputa política, en la que cada vez tienen más posibilidades de perder por una pésima selección de candidatos, una campaña hueca y la creciente decepción ciudadana por el gobierno calderonista.
Antes de la campaña, el panismo se jactaba de que obtendría la mayoría en el Congreso local y daba por sentado que se quedaría con la capital. Hoy, los dirigentes formales del partido ya no se atreven a vaticinar que se quedarán con el Legislativo y enfocan sus baterías en la capital.
Incluso, Sánchez Díaz ya comenzó a descalificar las encuestas que registran su caída y a colocar a su esposa como escudo, para desviar la atención de los actos de pandillerismo que su equipo ordena hacer, con las claras intenciones de reactivar el antipriísmo predominante en la ciudad y de espantar a una ciudadanía sin partido que no lo apoya y que, puesta a decidir, parece inclinarse por una mujer que le genera confianza.
Cuando inició su trabajo proselitista, el propio dirigente nacional panista aseguró que no se usaría el caso Cacho. Sin embargo, este lunes, Sánchez Díaz y Rafael Micalco lo retomaron – cada uno por su lado – cuando trataron de justificar el incidente en el mercado de San Baltasar.
A pesar de que el PAN supera al PRI en spots de radio y televisión en una proporción de casi 3 por uno y que el priísmo no ha sabido o querido capitalizar los múltiples errores discursivos y estratégicos de sus rivales, nada parece funcionarle y, por el contrario, parece que se está reeditando la disputa federal intermedia de 1997, cuando el panismo comenzó muy por encima de los priístas y al final fue barrido por el tricolor.
En aquella ocasión, los panistas no supieron contrarrestar la guerra sucia que Manuel Bartlett implementó a través de la CTM, CNOP y otras organizaciones priístas. Hoy, el desmoronamiento blanquiazul ni siquiera se debe a su adversario, sino a sus imposiciones y divisiones internas, a su falta de proyecto y a sus malos gobiernos.
Estocadas
Resulta conmovedora la celeridad con que la UPAEP salió al rescate de su candidato publicitando sus “encuestas” en las que - al puro estilo de “haiga sido como haiga sido”- enfatiza que el PAN sigue adelante del PRI en la contienda por la ciudad de Puebla.
Es obvio que el objetivo de la escuela (de)formadora de cuadros de la derecha poblana es tratar de que deje de cundir entre la ciudadanía la percepción de que Antonio Sánchez sigue en caída libre arrastrando al panismo, como lo dieron a conocer dos – ésos sí – estudios de opinión serios (del BEAP y de Indicadores SC), que registran la debacle del albiazul.
Una del Cisen - Pese a que funcionarios de todos los niveles digan lo contrario, lo cierto es que sí existe preocupación en los gobiernos federal y estatal por la posible presencia de células guerrilleras en Puebla. Esto se demuestra por el hecho de que la cantidad de elementos del Cisen en la entidad se haya incrementado de una treintena a casi tres centenares.
Se especula que la proliferación de “espías oficiales” también se debe a la contienda electoral e, incluso, no se descarta que a través de estos elementos se dote al PAN de elementos incriminatorios contra los candidatos priístas, como ocurrió la semana pasada en el quinto distrito
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