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Duelo de Espadas


Edmundo Dantés


SEÑALES

 

Seguramente a su pesar, al interior del PAN se están enviando señales claras no sólo de desesperación, sino de pleno reconocimiento de que su derrota se aproxima, sin que el candidato, la dirigencia, sus voceros (oficiales y no oficiales) y los medios que se la jugaron con él sepan qué hacer, para tratar de revertir su destino.


Los primeros que dan muestras de que saben que perderán son los representantes formales del Yunque en el PAN, Rafael Micalco y Jorge Ehlinger Coghlan, quienes iniciando la campaña se jactaban de que Antonio Sánchez Díaz llevaba doce o más puntos de ventaja y en días recientes terminaron por reconocer que hay un “empate técnico” con Blanca Alcalá Ruiz. Obviamente, con estas palabras los dirigentes panistas están aceptando que Antonio Sánchez se cayó y que lo alcanzó la priísta.


El hecho de que los panistas pretendan federalizar y judicializar la contienda también es una señal de aceptación anticipada de su derrota, ya que ambas actitudes solamente contribuyen a ensuciar un proceso que ellos mismos no querrían poner en entredicho, si contaran con expectativas de triunfo.


Solamente falta que Rafael Micalco y Ehlinger Coghlan pidan que el IFE y Luis Carlos Ugalde “organicen” los comicios, para que terminen de aceptar que necesitan un arbitro “a modo”, como el que tienen a nivel federal.   

 

Al reactivar mediática y políticamente el caso Cacho en San Lázaro, los diputados federales del PAN demostraron que reconocen que van en desventaja, Manuel Espino dijo en agosto que no necesitaban este tema para triunfar, pero en octubre lo retomaron para tratar de revertir su negro panorama.  


Los mismos voceros extraoficiales del Yunque emiten señales de desesperación, como lo reflejan las campañas de Juan José Rodríguez Posada, Luis Mora Velasco y Álvaro Ramírez contra los gobiernos estatal y municipal. Incluso, que el presidente del CCE se haya sumado al intento de reactivación del caso Cacho es un golpe bajo que, sin duda, repercutirá en el enfriamiento de las relaciones entre el gobierno y la cúpula empresarial.


Por querer ayudar a su candidato, Rodríguez Posada y Charles Mtanous destacaron la debilidad del mismo al declarar que quieren otro debate, ya que estas aseveraciones comprueban que Antonio Sánchez desperdició el primero, como lo reconoció el mismo “cuñado incómodo” al aseverar - después del encuentro – que nadie había ganado.


Por su desesperación, no puede descartarse que a nombre de la Coparmex Mora Velasco pague una hora en horario triple en alguna televisora local, para que Antonio Sánchez “debata” consigo mismo. Así lo hizo Rogelio Sierra Michelena en el 2004 y hoy el panismo – yunquismo está más desesperado que en ese año, ya que se suponía que en el 2007 sí podía ganar.


Antonio Sánchez y su equipo formal de campaña dan todos los días muestras de desesperación. Una de ellas es su negación permanente de la validez de las encuestas, pese a que son hechas por las mismas empresas que hace pocos meses le daban una buena ventaja y, en ese entonces, ningún panista se quejó de que estaban “cuchareadas”.


La demostración de “fuerza” que el panismo quiso hacer el día del debate, al ejecutar un acarreo como los que el PRI hacía 30 años atrás, fue una señal clara de debilidad, porque quien se sabe realmente poderoso lo externa a la hora de la pelea, no en un “round de sombra”, como el que se efectuó el martes en Sicom.


Los eventos claramente populistas y frívolos con que Antonio Sánchez ha tratado de ganar adeptos gracias a artistas y deportistas, además de costosos, representan un intento de manipulación al pretender dar al panista una “popularidad prestada” de la que él carece, aparte de que es una copia de lo que hizo el PRI en el 2004 con Mario Marín, Enrique Doger Guerrero y Roberto Ruiz Esparza.


Varios medios de comunicación afines al PAN han multiplicado no solamente la cantidad de entrevistas a sus candidatos, sino también su cobertura negativa hacia todo lo relacionado con el priísmo. En esos “noticiarios” se resaltan las cinco denuncias diarias que el panismo interpone contra los gobernantes y aspirantes priístas y, al mismo tiempo, se minimizan o se omiten las menciones negativas al blanquiazul, como las encuestas.


Otra señal clara de que el panismo está derrotado es que el Consejo Taxista hace menos de un mes ratificó su traición al PRI (hace 3 años Pedro Díaz García contendió por el PT) y se sumó a Antonio Sánchez; sin embargo, el martes pasado reculó y se pronunció por Blanca Alcalá. Nadie quiere estar del lado perdedor y las ratas son las primeras en abandonar los naufragios.


El contexto es, pues, totalmente contrario al panismo; no obstante, todavía le quedan dos opciones: superar al PRI en la movilización del 11 de noviembre o lograr la anulación de los comicios, a través de la judicialización, que ya está llevando a cabo. Al final de cuentas, no sería la primera ocasión en que las encuestas fallan y en que los priístas deciden no salir a votar.


 

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