Duelo de Espadas
Edmundo Dantés
Neoparedismo en el Charlie Hall
Como los propios panistas y exparedistas (Miguel Méndez Gutiérrez, Luis Armando Olmos Pineda) lo andan presumiendo, el neoparedismo regresó por sus fueros al Palacio Municipal y, con ello, resurge el Charlie Hall entendido como una forma de “gobierno” en que predominan las improvisaciones, los anuncios espectaculares y los bandazos mediáticos, que en realidad ocultan la carencia de un proyecto propio real.
Es importante aclarar que el problema en sí no es que el ayuntamiento de Puebla esté retomando proyectos panistas o paredistas o que su principal preocupación sea aniquilar al dogerismo, porque desde antes de que Blanca Alcalá Ruiz asumiera la alcaldía quedó claro que se concretaría a seguir instrucciones estatales, que fungiría más como encargada de despacho que como autoridad autónoma electa y que retomaría la vieja tradición priísta de sumisión al gobierno estatal.
En ese sentido, la presidenta ha demostrado no ser más que uno de los brazos ejecutores usado por los promotores del proyecto Z contra Enrique Doger Guerrero, a quien considera como el único priísta que puede disputarle la candidatura, pese a que esta visión de López Zavala es errónea, ya que Alejandro Armenta Mier podría suplirlo como candidato alterno del grupo estatal.
Pero lo verdaderamente preocupante para los poblanos es que Alcalá Ruiz ha retomado la práctica paredista de “gobernar” con ocurrencias, con intenciones, con grandes propuestas basadas en la saliva y en la imaginación febril de quienes los quieren sostener, pese a que en el fondo no haya proyectos claros, recursos reales y estructuras que – en la realidad – sostengan las promesas mediáticas.
Porque la supuesta consulta para elaborar el Plan Municipal de Desarrollo es una tomadura de pelo, cuando la propia alcaldesa ya definió que construirá 7 estacionamientos subterráneos y que levantará un parque de diversiones o guardería infantil en la parte más contaminada de la ciudad, pese a que desde hace 6 años el INAH ya desechó la ocurrencia (en aquél tiempo de Luis Paredes Moctezuma) y a que el sentido común diría lo peligroso que será que el ayuntamiento promueva una gran concentración de niños en el Paseo Bravo.
Y aunque los miembros de la burbuja gubernamental estén felices de tener en el Palacio Municipal a alguien que respalda todas sus ocurrencias y que se somete a cualquier orden que le dé hasta el más ínfimo miembro del gabinete, lo cierto es que los priístas y la propia gente de Alcalá Ruiz deberían estar preocupados de que la presidenta comience a ser vista como una copia de Luis Paredes Moctezuma.
E, insisto, el neoparedismo del actual ayuntamiento no solamente se refleja en que se desempolvan las locuras y promesas incumplidas del ex alcalde panista, sino en que en la actuación municipal predominan la improvisación, el bote-pronto y los pronunciamientos espectaculares y huecos que de momento permiten desviar la atención mediática y social de los problemas reales de la ciudad, pero que después no se concretan y se convierten en déficits de gobierno.
Todavía es prematuro para emitir alguna opinión sobre la gestión de la primera presidenta municipal en la historia de Puebla, pero la improvisación no es buena en la administración pública y difícilmente podrá pasarse los 3 años evadiendo los problemas reales de la ciudad con anuncios espectaculares y atractivos social y mediáticamente, pero sin sustento real alguno.
Estocada
Bastó un solo evento de Enrique Doger Guerrero, para que el miedo y las debilidades del “delfín” quedaran autoexpuestas, como lo demostró la virulencia con que los voceros zavalistas amenazaron con encarcelar a quienes tuvieron el “atrevimiento” de acudir a la presentación del Indema y se negaron a acatar el veto dictado en el Congreso local, Cabildo y gobierno estatal.
Las advertencias del zavalismo hecho “periódico” demuestran un gran temor a la competencia interna y, al mismo tiempo, reflejan un pleno reconocimiento de que la única “fortaleza” del titular de Sedesol es ser – supuestamente- el “candidato oficial”, pese a que esta misma condición lo hace negociable y removible, porque quien controla el sistema podría usarlo para negociar y poner en su lugar a Alejandro Armenta, Valentín Meneses o a Mario Montero.
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