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Duelo de Espadas

Edmundo Dantés

¿Nuevo audiogate?

El nuevo escándalo político-futbolístico que envuelve a Puebla tiene a un beneficiario directo: Antonio Sánchez Díaz de Rivera, cuyo mes de campaña ha sido realmente tortuoso y ahora puede esperar que la próxima semana la agenda mediática se modifique y que el tema del día deje de ser su posible remoción y el desplome en las encuestas.

En efecto, es muy probable que la semana entrante – justo cuando se den los primeros signos del supuesto cambio de estrategia del PAN – el tema de debate político sea la supuesta corrupción del candidato del PANAL y la manipulación del deporte más importante en el país, en lugar de que se siga hablando de un posible relevo en la candidatura panista.

Porque en política no hay casualidades y este nuevo audiogate le cae como anillo al dedo de Sánchez Díaz de Rivera, cuya torpeza y dislexia verbal no pueden ser frenadas ni por los dirigentes estatal y municipal del PAN, pese a que Rafael Micalco y Jorge Ehlinger se han cansado de advertirle que va al despeñadero y se lleva consigo a todo el panismo.

También es necesario preguntar ¿quién, por qué, cómo se grabó a los personajes y para qué utilizó el audio en la actual coyuntura política?, cuando la final de la primera A se definió hace 3 meses y ni el Puebla de la Franja, ni Roberto Ruiz Esparza o Emilio Maurer representan un peligro para alguien.

Hoy, la coyuntura en Puebla es política, no deportiva ni futbolística; por ende, la filtración y publicación tienen esa connotación y no debe olvidarse que el foxismo-calderonismo se ha caracterizado por la manipulación electoral de los recursos federales. En consecuencia, los servicios oficiales de espionaje pueden estar atrás de la grabación.

Tampoco puede pasar descartarse que la filtración lleve el objetivo de ser el “granito de arena” de la directiva del equipo para apoyar la campaña del PAN, cuando en la misma conversación se enfatizó que el corazón de los Bernat es blanquiazul y Sánchez Díaz de Rivera necesitaba urgentemente que salga de la agenda mediática el tema de su desplome.

No es posible que el espionaje haya tenido origen estatal o priísta y su finalidad sea sacar a Ruiz Esparza de la campaña, porque las encuestas demuestran que el ex futbolista no le está quitando votos a Blanca Alcalá Ruiz. De hecho, parece que no le roba sufragios a nadie, ya que su campaña – simplemente – tampoco prende y en el escenario político municipal poco importa si sigue o no en la contienda.

Otro hecho que no puede pasar inadvertido es la intención del periódico y de los personajes cuestionados en involucrar al gobernador en sus planes, justamente cuando el PAN redirigió su estrategia de campaña a descalificar al mandatario reviviendo el caso Cacho y pese a que él no intervino en la conversación y a que no hay elementos reales que indiquen que el gobierno estatal erogó recursos para reforzar al Puebla, como se puede comprobar fácilmente por el bajo perfil y cartel de los jugadores que llegaron.

Finalmente, lo que la grabación demuestra es que, efectivamente, Ruiz Esparza trató de obtener la nominación del PRI mediante la manipulación y simulación políticas, de las que trató de hacer víctimas no solamente de la ciudadanía, sino también al grupo más importante al interior del partido.

Es válido imaginarse que si el ex futbolista hubiera sido el aspirante priísta, en este mismo momento habría un escándalo nacional que le quitaría cualquier posibilidad de triunfo. En pocas palabras, ¡de la que se salvaron el PRI y los priístas!. 

Estocada
Fuentes bien informadas del PAN se mostraron indignadas porque su candidato a la presidencia municipal está fomentando el clientelismo político al pagar 100 pesos diarios a 400 “activistas”, para que lo promuevan por las diferentes colonias de la ciudad. Esto refleja el despilfarro de recursos con que cuentan los panistas y la desconfianza de Antonio Sánchez Díaz de Rivera hacia los verdaderos panistas.

En el panismo cunde la desilusión y desolación por Sánchez Díaz de Rivera, ya que su equipo rechaza que se le sumen los seguidores de Ana Teresa Aranda de Orea o de Francisco Fraile García, sino que prefiere contratar como activistas a cualquier persona que se les acerque, aunque no lo conozcan.