Duelo de Espadas


Edmundo Dantés


Palero del PRI-Gobierno, vocero de los disidentes del SNTE


Por más que el gobierno estatal insista en negar su intervencionismo en el movimiento disidente que busca las destituciones de los dirigentes de las secciones 23 y 51 del SNTE, las evidencias apuntan a que sí está participando en él a través de personajes que, en el pasado reciente, hicieron en más de una ocasión el trabajo sucio que les encargaba el PRI-Gobierno.

 

Uno de estos personajes es, precisamente, Miguel Guerra Castillo, vocero del supuesto Consejo Democrático del Magisterio Poblano (CDMP) y uno de los principales dirigentes de la presunta rebelión que pretende destituir a los dirigentes de las secciones 23 y 51, Erick Lara y Cirilo Salas.

 

Veamos: Miguel Guerra Castillo fue diputado local y miembro de la dirección estatal del Partido Popular Socialista (PPS) en el lejano año de 1995, cuando Manuel Bartlett Díaz gobernaba la entidad. De hecho, este ex mandatario no solamente fue postulado por el PRI en 1992, sino que también el PPS lo hizo su candidato demostrando su rol de comparsa del oficialismo.

 

Como miembro de la LII Legislatura local, encabezada por Miguel Quirós Pérez en la Gran Comisión, Guerra Castillo se caracterizó por su oficialismo a ultranza al defender las posiciones de sus compañeros priístas. Además, su función en aquél Congreso era contrarrestar las constantes críticas y cuestionamientos que la bancada del PAN le hacía a Manuel Bartlett Díaz y a la mayoría parlamentaria del tricolor.   

 

En esa época, los legisladores panistas sí eran de oposición a un gobernador, como Manuel Bartlett Díaz, que rechazaba a quienes consideraba como miembros de la “ultraderecha” y los golpeaba a través de diputados que en el papel eran de oposición, pero que en realidad se comportaban igual o más oficialistas que los del PRI, como lo hicieron el mencionado Guerra Castillo y el representante del también desparecido Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN), Edilberto Castillo Castillo.

 

Así, mientras Mario Marín era primero subsecretario, luego secretario de Gobernación y finalmente dirigente estatal del PRI, los representantes del PPS y del llamado “Ferrocarril” se dedicaron a aprobar lo que les mandaba el gobierno y su partido: las leyes de Ingresos y Egresos, las cuentas públicas, la maniobra por la que el estado se hizo del control del órgano operador de agua, la después desaparecida “Ley Bartlett” o del Federalismo Hacendario para quitarle dinero a los municipios más importantes (que se percibía que serían ganados en las urnas por el PAN) y entregarlo a las juntas auxiliares.

 

Desde luego, gracias a Guerra Castillo y a Edilberto Castillo Castillo el oficialismo conformó un órgano comicial a modo, aunque ni siquiera esto impidió la debacle que el PRI vivió en noviembre de 1995, cuando por primera vez en la historia perdió la capital y las ciudades más importantes de la entidad, como Tehuacan, Huauchinango, Texmelucan y San Pedro Cholula, entre muchas otras.

 

Trabajo sucio en la CEE

 

Durante la elección local de 1995, mientras la crisis por los “errores de diciembre” generaban desconsuelo y miseria en el país, el PRI percibía que su derrota estaba cerca y, en consecuencia, se valió del PPS y del PFCRN para controlar a la Comisión Estatal Electoral (CEE) y colocar en la presidencia del organismo a uno de los suyos, Xavier Zaragoza González, simulando una “contienda” entre las propuestas cardenista (Zaragoza González) y pepesista (Irma Paulina Chávez Ramírez), como lo relató el periodista Rodolfo Ruiz en su “Corte de los Milagros” el 3 de abril de 1995 en El Universal de Puebla.

 

Irma Paulina Chávez, consejera impuesta por el PPS a través de Guerra Castillo, renunció a presidir el órgano electoral poblano ¡votando por su contrincante!, pese a que ella misma era candidata y a que contaba con el apoyo de dos de sus compañeros, María del Carmen Díaz Amador y Enrique Ramírez Valverde, propuestos del PAN y PRD, respectivamente.

 

No contentos con ello, los dirigentes pepinosocialistas, como se les llamaba entonces, Rubén Gallardo Mejía y Rubén Guerra Castillo, orquestaron una maniobra para sacar de la CEE a María del Carmen Díaz Amador, consejera electoral propuesta por el PAN, a quien destituyeron de su cargo – precisamente – por petición del representante del PPS, Gallardo Mejía, quien se asesoró con abogados de la CNOP del PRI para solicitar y obtener la salida de quien después se convertiría en diputada federal por el blanquiazul.

 

Después el PAN cobró venganza del pepesismo corriendo de la comisión a Irma Paulina Chávez Ramírez recordando que era pareja sentimental de uno de los miembros de la dirigencia estatal del PPS, Arturo Quan Kiu Domínguez. Lo que quedó claro con la actitud de Guerra Castillo y de Gallardo Mejía es que se prestaron al juego sucio del PRI-gobierno, para sacar del organismo a una “consejera incómoda” por su cercanía con el PAN.

 

Además, el pepinosocialismo representado en la CEE se opuso a lo que dos años después sería obligatorio: el uso del padrón con fotografía en las elecciones locales y federales, ya que el panismo propuso que se implementara por primera vez en la contienda local de 1995, pero el PRI y sus partidos satélites lo evitaron arguyendo que ¡no había dinero! para ello, pese a que ya para la disputa federal intermedia de 1997 su uso se volvió obligatorio en todo el país.   

 

Así que no es de extrañarse que ahora, como lo hizo desde la Legislatura local de la que formó parte, Guerra Castillo le esté haciendo el trabajo sucio al PRI-Gobierno, ya que origen es destino.

 

Diputados locales de Representación Proporcional entre 1993 y 1996

 

Diputado Propietario

Partido

Daniel Limón Vázquez

PAN

Francisco Javier Arrubarena García

PAN

Andrés García González

PAN

Arturo Carranco Blanca

PAN

Miguel Guerra Castillo

PPS

Edilberto Castillo Castillo

PFCRN

Jorge Méndez Spíndola

PRD

 



 
 

 

 
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