Por las entrañas del poder


Jesús Ramos

03/12/2012

 

¿Cuántas familias gobiernan Puebla?


El fin de semana descorché una botella de vino tinto con un poblano que en breve se integrará a la administración peñanietista. A la tercera copa puso sobre la mesa una pregunta por demás interesante: ¿Cuántas familias de la política local verdaderamente gobiernan Puebla? Le pedí su punto de vista y por respuesta obtuve su graciosa huida: Te la dejo de tarea. No dijo más. O no quiso decirlo.


Los detectives de nuestros días resolverán la tarea recordando la gran época de oro del cine mexicano: Los Moreno Valle y Los Morales. Y no faltará quien añada también a Los Gordillo (de Elba Esther) para completar el filme. ¿Por qué? Porque entre parientes suyos, recomendados y socios copan por completo los tres Poderes del estado, los partidos políticos, los sindicatos y los organismos no gubernamentales.


Cómo negar lo innegable. Imposible. El guión pareciera ser una analogía del género policiaco de Agatha Christie donde el asesino no resultará ser quien se pensaba era el asesino sino el siniestro mayordomo. Dice un colega: “Lo que parece es”. Yo corregiría: No siempre. Los gobiernos y sus gobernantes, por costumbre, disfrazan sus verdaderos propósitos. Para ejemplo la aparente relación tirante de Fernando Manzanilla con su cuñado Rafael Moreno Valle.


Pero no nos desviemos del tema. ¿Son realmente estas tres familias las que gobiernan Puebla? Las huellas nos conducirían a esa conclusión si agrupáramos a las huestes leales del morenovallismo, del melquiadismo y del elbismo, y luego nos diéramos a la tarea de subrayar qué trincheras ocupan y cómo se devoran el pastel. Sin embargo creo que sería una verdad a medias. En pocas palabras, algo semejante a un espejismo en medio del desierto.


La confusión a propósito del número de familias que gobiernan Puebla parece surgir de lo que se ve. Aunque habría que considerar dos elementos esenciales en el ejercicio del poder. Una, el saber escoger intencionalmente a los enemigos como lo recomienda Greene. Y dos, a los aliados. Aquí parece estar el meollo del asunto y la respuesta. Aliarse no necesariamente implica que dos o más familias o personas gobiernen juntas una geografía determinada sino que esas dos o más sirvan a una para que lo haga.

 

Es lo que pasa. Rafael Moreno Valle tiene aliados, sí, tiene enemigos, también. ¿Los escogió? Por supuesto. Pero los que gobiernan Puebla no son ni varias familias ni varios actores políticos, es un solo hombre. Los aliados de Bartlett no le sirvieron para heredar el poder, los de Melquiades tampoco, Marín eligió mal y las alianzas de Moreno Valle están por verse.

 

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