Por las entrañas del poder


Jesús Ramos

09/03/2012

 

El muerto de Acatzingo, una leyenda negra de campaña


La necedad del PAN y del gobierno estatal por retener al alcalde panista de Acatzingo, Eliseo Zayas, podría ocasionarles problemas inimaginables si sus adversarios toman el caso como misil de campaña. Una muerte endosada a la administración municipal y directamente al edil en funciones, emanado de las filas de Acción Nacional, no es poca cosa.


Y en campaña se vale echar mano de todo, absolutamente de todo, hete ahí los casos deHumberto Aguilar Coronado, Mario Marín, Javier López Zavala y del mismo Rafael Moreno Valle, sometidos todos a los errores de su pasado y a las historias negras que siendo o no verdaderas sirvieron en tiempos electorales como si lo fueran.


De entrada, habitantes de ciudades colindantes como Tepeaca, Amozoc y Tecamachalco, están enterados del “muerto de Acatzingo” y saben perfectamente que el ejecutor fue el ayuntamiento con todo lo que implica: partido político y gobiernos municipal y estatal panista. Si fueron los escoltas de Eliseo Zayas o los policías resulta tan poca cosa como si lo fuera el barrendero, la secretaria, el tesorero o el contralor. ¿Me doy a entender? Fue el ayuntamiento y sanseacabó.


El muerto de Acatzingo tiene suficiente tinta para convertirse en leyenda electoral si la izquierda y el PRI deciden escribirla y editarla en campaña. El arreglo con la familia del difunto puede servir de prólogo, por supuesto, pero lo sustancial de la leyenda es que en Acatzingo hubo un muerto mientras gobernaba el PAN y eso debería doler al partido gobernante o cuando menos preocuparle. ¿Se atreverán los opositores distritales y estatales a percutir el tema? No lo dude.


Lo de menos sería recomendar a los medios de comunicación manejar la leyenda del “muerto de Acatzingo” con mesura; sin embargo, no debería ser un secreto que los rumores callados son más poderosos que las noticias oficiales, y los rumores de la región de Acatzingo cargan ese muerto a las autoridades panistas se diga alto o quedito. Y ni cómo frenar el rumor que pian pianito se expande peligrosamente como la contaminación ambiental.

 

Muertos hay todos los días, sí, pero que el ejecutor haya sido un ayuntamiento altera el tejido social local y regional. Destituir a Eliseo Zayas no debería tomarse como un signo de debilidad del gobierno estatal, del Congreso del estado ni del PAN, tendrían que tomarlo, los tres, como una necesidad de campaña.

 



 
 

 

 
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