Por las entrañas del poder


Jesús Ramos

09/05/2011

 

La reforma política, un juego quemante del gobernador


El gobernador Rafael Moreno Valle no lo ha dimensionado, pero juega con fuego con su iniciativa de Reforma Política y corre el riesgo de salir quemado, y es que si bien los partidos están de acuerdo en apoyar algunas de sus propuestas, los grupos internos no lo están en que sea él quien proponga al Congreso del Estado a su sucesor de un año siete meses en 2017.


Sin importar que su relevo gobierne por un  periodo demasiado corto, sería aseado y honesto que la sociedad fuese quien eligiera al gobernante que se le hinchara su regalada gana, como lo marca la Constitución y las leyes electorales locales y federales vigentes, de lo contrario Puebla entera sería rehén de su contentillo y de sus intereses políticos.


Hace dos semanas, por vez primera, de otras que se han dado en cascada, compartieron sudor y sábanas los dirigentes del PAN y PRI, Juan Carlos Mondragón y Juan Carlos Lastiri, en la intimidad de un cuarto de hotel de la ciudad para comentar la propuesta original de Moreno Valle: Reelección de alcaldes y diputados, empate de elecciones locales y federales, redistritación, financiamiento a partidos, alianzas, etcétera.


Se sabe que en casi todo estuvieron de acuerdo, pero cuando llegaron a que sea él, quien proponga directamente al futuro minimandatario las tripas se les anudaron muy cerquita del hígado, no por poca cosa sino porque cierra la puerta de acceso al poder no solo al Yunque, también a los grupos tradicionales del priismo, dígase melquiadistas, marinistas, bartlistas, dogeristas y blanquistas si consideramos que el gobernador de un año siete meses muy probablemente sería de nueva cuenta posición de Elba Esther Gordillo.


La visión futurista de los grupos internos, Mondragón y su tocayo Lastiri tiene cierta lógica, pues la lideresa nacional del SNTE, es de pronosticarse con alto grado de certeza, que querrá a uno de los suyos en Casa Puebla para conservar el estado durante ese pequeño lapso de tiempo y Guillermo Aréchiga o Leticia Jasso serían extraordinarias alternativas.


Jugar la gubernatura de un año siete meses es un tema que tiene calientes, por igual, a los partidos y a los grupos políticos ortodoxos y radicales de la entidad que quieren el chance de competición en 2017 sin importar que el periodo de administración sea corto; es allí, justamente, donde se centra el peligro para Moreno Valle, en unir a todos en su contra por querer imponer sustituto.


No lo sé, pero imagino a todos y cada uno de esos grupos políticos, lo mismo que Juan Carlos Lastiri y Juan Carlos Mondragón, recalcitrantes y ortodoxos, reuniéndose a oscuras para determinar qué hacer, cómo hacerlo y hasta dónde tolerar la propuesta de Reforma Política de Moreno Valle. Tampoco lo sé, pero supongo que la ruptura con el Ejecutivo debe ser en estos momentos una alternativa puesta a discusión, lo mismo que vencidas y madrazos.


Si los causes de la política son seguidos al pie de la letra, tanto los grupos internos del PRI como del PAN a través de sus dirigencias o fracciones parlamentarias, harán una contrapropuesta de Reforma que de entrada, y eso tendría que sopesarlo Moreno Valle, ya fue capaz de unir en “algo” a dos enemigos partidistas acérrimos. Pregunto: ¿Es o no peligroso? ¿Es o no quemante el juego del gobernador?


Una coincidencia menos relevante, pero digna de comentarse, lo es, que el periodo de los próximos alcaldes y diputados esté prácticamente avalada por un  periodo de cuatro años y medio –por única ocasión- con el fin de empatar las elecciones locales con las federales de 2017. Insisto, unir enemigos no es cosa fácil, fácil es que aprendan a seguirlo haciendo.  ¿O no?

 

(Primera de dos partes)

 



 
 

 

 
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