Por las entrañas del poder


Jesús Ramos

13/08/2012

 

Gritos y tonteras, cosas serias y banalidades


Mientras en Puebla la discusión y el escándalo se centran en el protagonismo del Grito de Independencia de Rafael Moreno Valle y Eduardo Rivera Pérez y en la nueva redistritación electoral, otros estados del país, como Michoacán, Veracruz, Jalisco, San Luis Potosí, Guerrero y Chihuahua, sufren su peor pesadilla por los enfrentamientos armados de grupos delictivos contra el Ejército y la Policía federal. Y eso, señores, sí es grave, porque en medio del fuego cruzado está la sociedad.


¿Qué pasaría en Puebla si el sufrimiento y angustia de esa gente fuera nuestra? ¿Dedicaríamos tiempo y espacio a polemizar quiénes darán el Grito y dónde lo realizarán,  o si el de la razón es el alcalde o el gobernador? Pareciera que la realidad social de los poblanos es completamente distinta a la del resto del país. Que aquí no hay tantos muertos y balaceras y, en términos generales, tanta inseguridad como en esas entidades, y que por eso tendemos a sobredimensionar lo minúsculo, lo banal.


Y lo mismo ocurre con la redistritación. Que si es a modo del PAN, que si es a modo del gobernador, que si perjudica al PRI, al PRD o a la mayoría de los partidos. No lo sé. Pero si eso es cierto, si en verdad los que ganan son los menos y los que pierden son los más, qué tontos y estúpidos los más por dejarse ningunear por los menos. ¿O no? Otros en su lugar ya hubieran armado un panchote de buen tamaño, y a los gandallas de los menos, mandado bien pero bien lejos.


Así somos los poblanos, de un minúsculo cuetito hacemos una bomba nuclear. Yo en lo personal, si Moreno Valle organiza su Grito de Independencia en Los Fuertes y Lalo Rivera arma el suyo en el zócalo, ya veré a cuál voy; y quiero suponer que los poblanos, igualito que yo, tendrán también la libertad de decidir dónde sentirse patriotas y con quién de las dos opciones recargar sus pilas de mexicanismo. O, incluso, no ir a ninguno.


No pasa nada, si la duplicidad del Grito se confirma, el gobernador y el alcalde volverán a exhibir al pueblo sus diferencias y animadversiones, le pondrán pues una raya más al tigre. Pero si somos realistas, son diferencias en las que la gente ni interesada está en contribuir para subsanarlas. Allá ellos y sus duras cabezas. ¿O usted cree que la gente de veras esté preocupada porque estos dos personajes no la llevan nada bien? Por favor, con tantos problemas propios, qué se van a interesar en los ajenos.

 

El recrudecimiento de la inseguridad en las entidades antes referidas, las quemas de vehículos y gasolineras, los ejecutados, los raptados, las balaceras del fin de semana, ponen los pelos de punta al más lampiño. Nos devuelven a nuestra realidad. Eso sí, es escandaloso y preocupante; eso sí, da miedo y merece polémica. El Grito de Independencia no es cuestión de costumbres y tradiciones, sino de las diferencias manifiestas de unos cuantos, como lo es también la actitud tonta de aquellos partidos que consienten las redistritaciones a modo.

 

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