Por las entrañas del poder
Jesús Ramos
13/09/2010
¿Y los festejos de la Independencia y la Revolución?
Guillermo Jiménez Morales igual que Alonso Lujambio quedaron en vergüenza en las acciones y coordinación de los festejos del bicentenario de la independencia y el centenario de la revolución. Todo quedó en buenos propósitos y extraordinarios planes, sin que uno sólo que valiera la pena se concretara.
¿Qué fue lo que pasó?, ¿por qué don Guillermo le quedó mal a los poblanos?, ¿por qué tanto bla, bla y poco glu, glu? Injusto sería cargarle todas las culpas, si tomamos en cuenta que antes que él está el señor Lujambio como responsable directo de lo que se hiciera o dejara de hacerse en el territorio nacional.
Pero si a ese nivel de desmarque vamos, entonces, en lo que compete a Puebla Jiménez Morales tendría qué explicar si le faltó apoyo y de quién, si le faltaron recursos y quién se los quedó a deber, y si impulsó eventos y acciones y no lo supimos. Y es que tal parece que don Guillermo cogió la responsabilidad solo para que su débil luz volviera a encender en Puebla igual que hace 26 años. Y nada más.
Todavía se recuerda en el Museo de Arte Virreynal la asistencia de no menos de 400 invitados a la ceremonia de toma de protesta de don Guillermo para rememorar los viejos tiempos del poder, pero también para escuchar de viva voz de Mario Marín y Mario Montero la idea, elevada a decreto, de festejar nuestra independencia y revolución a todo vapor.
De la lana ni se apuren, remarcaron Montero y Marín, porque el gobierno abrirá la cartera para los festejos patrios como debe ser, con singular alegría y fervor nacionalista. ¡Faltaba más! ¿Y qué hiciste del amor que me juraste?, cantará Javier Solís desde la tumba. Fue o no cierto, le echaron el hombro a don Guillermo o todo fue jarabe de pico.
Decía Napoleón que en una campaña bélica, el triunfo depende tanto de la táctica como de la estrategia, que dicho sea de paso son conceptos distintos, y si don Guillermo tuvo la estrategia, dígase los buenos deseos, pero no tuvo la táctica o sea las finanzas, sería ilustrativo que explicara cuál de los dos gobiernos, el federal o el estatal, no le cumplió.
De Alonso Lujambio lo que se debía saber ya se supo, es un inepto, un bueno para nada. Decepcionó a un país entero teniendo más de 2 mil millones de pesos de presupuesto para construir una magna obra y un imborrable festejo que fuese recordado por una eternidad. Un símbolo nacional que suscribiera la conmemoración de semejantes gestas históricas a 200 y 100 años de su inicio. Pero nada, nada de nada.
La reputación de don Guillermo no está a prueba, su reconocimiento se lo ganó a pulso antes, durante y después de su mandato como gobernador, aquí el punto es uno: el señor quedó en vergüenza ante los poblanos que esperábamos de él unos festejos, que se entiende, ¡chingones!, y una obra artística relevante y nos salió –usted perdone- con lactancias y flatulencias.
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En el curso de actualización legislativa impartido por el PRI a sus legisladores electos se hablaron de dos asuntos, importantes ambos, leyes y reglamentos y la coordinación de diputados. Cuatro fueron los nombres que desfilaron para el puesto, entre receso y receso, pasillo y pasillo: Lauro Sánchez, José Luis Márquez, Jesús Morales y Enrique Doger.
La debilidad del primero, según los diputados electos, es su cercanía con Marín, a quien no terminan de perdonar por el tsunami que ahogó y borró al priismo de la faz poblana el 4 de julio; su fortaleza, la temporalidad, el hoy, pues guste o no en el PRI sigue mandando Marín.
José Luis Márquez –discutieron los involucrados casi a manera de condicionante que- podría acceder a la coordinación siempre y cuando Javier López Zavala asumiera la dirigencia estatal, obra y gracia del destino y del método selectivo, mientras que a Chucho Morales y a Enrique Doger los dejaron a merced de una instrucción meramente nacional.
Autoría intelectual
****El gobernador electo Rafael Moreno Valle fue a Nueva York a recibir las llaves de la ciudad, igual que su par Mario López Valdés, pero más que eso a refrendar sus compromisos con los migrantes poblanos avecindados por allá, a tocar base pues. **Víctor Hugo Islas Hernández al curso de actualización legislativa, como a la escuela, no fue porque sabe mucho. **Lauro Sánchez fue un día al curso, al siguiente faltó, en cambio Chucho, Márquez y Doger aprovecharon el tiempo para cabildear y convencer. **La transición de los gobiernos estatal y municipal ya se vio, serán distintos, uno de espinas y el otro de terciopelo.
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