Por las entrañas del poder


Jesús Ramos

19/12/2011

 

Quién lo iba a decir, la izquierda tiene chance de diputados y senadores


La inconformidad priista por los términos de alianza con el Panal encendió fuego no sólo en el partido, también en el gobierno estatal, y aunque parecieran dos conflagraciones completamente distintas, no lo son pues les obliga a ambos a la operación y al diálogo para evitar que se les queme la geografía electoral y sus cuentas alegres.


El error de cálculo de las cúpulas priista y panalista anuncia ya desprendimientos importantes que si bien en apellidos Bartlett, Mier, Alcalá, Giorgana, Oaxaca, etc., pudieran decir poco, en porcentajes y votos efectivos podrían representar más de los magros puntitos que Elba Esther Gordillo y Humberto Moreira (en su momento) sumaron con lápiz a la causa de Enrique Peña Nieto.


Pensar que la Gordillo en lugar de sumar al mexiquense en nuestro estado termine por restar deberá considerarse desde hoy no como un pensamiento aislado sino como una proyección numérica sabedores de que don Manuel Bartlett actuará de operario de Andrés Manuel López Obrador en el estado, de los desprendimientos priistas regionales que por inconformidad se darán con las nominaciones y del malestar que en la militancia provocará ver competir por sus distritos a emisarios Elbistas en lugar de priistas.


Minimizar el incendio que ya existe en el PRI sería equivocarse. La inconformidad manifiesta de cuadros valiosos en lo regional y estatal tendría que ser atendida, igual que en otros estados, porque si en el calentadero de la presidencial ya hubo migraciones de renombre qué se puede esperar cuando se oficialicen las candidaturas a senador y diputados federales. Lo que mal empieza, mal acaba, dicen los que saben.


En el menor de los casos lo que ocurre en el PRI podría tildarse de incendio, sin embargo, por lo que se ve las llamas seguirán avivándose en la medida que la militancia, aconsejada por sus líderes regionales, lo suban al nivel de la traición. Y si eso ocurre, es de suponerse que distritos que en el papel aparecen ganados por el priismo darán el chance a la izquierda de López Obrador.


Comprender el tamaño de la frustración priista por la forma en que se dio la alianza con el Panal da margen a anticipar que la resta será grande, tanto o más grande que la promesa de suma de puntos de Elba Esther para peña Nieto.


Y para quienes no lo han visto así, aquí es donde la figura de Barlett cobra importancia, no en el capital político que pudiera conservar después de haberse ido de Puebla, sino en abanderar la causa doliente del priismo que se siente traicionado por su partido. Don Manuel es un hombre viejo y pasado de moda como lo refirió hace no mucho el panalista Gerardo Islas; pero ése, precisamente, es el simbolismo o el nudo o el recuerdo que puede jalar a los priistas que añoran lo que fue con lo que es.


Inconformarse suele interpretarse erróneamente con la violencia verbal, física o el mentadero de madres; sin embargo, existen varias formas de inconformidad en el quehacer político; uno, quedarse estático; otro, simular; también, traicionar; otro más, abrir fuego a discreción. En ese panorama de conflagración priista, veo a la izquierda ganando distritos en Puebla y, por qué no, hasta con chance de curules en el Senado.

 

(Que se la pasen de maravilla, nos leemos en enero).

 



 
 

 

 
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