Por las entrañas del poder
Jesús Ramos
23/01/2012
¡De tonto rompería Moreno Valle con el PRI y Peña Nieto!
Ninguna novia quisiera estar en los zapatos del Panal. Qué feo debió ser para Guillermo Aréchiga y compañía tener que cancelar el contrato del mariachi y tirar por el drenaje el mole que ya hervía en la cazuela. Adiós senaduría, adiós guajolote, adiós tantos y tantos sueños de grandeza que fueron construidos a partir de una curul en la Cámara Alta. Y tal vez lo logren, pero indiscutiblemente que haberlos dejado vestidos y alborotados complica las cosas.
De despecho los panalistas podrán decir mil justificantes. Nos conviene. Mejor solos que mal acompañados. Los priistas son unos desobligados, incumplidos y borrachos. Sí, pero fueron los que les propinaron el plantón, el cortón y el fuchi. Y eso, como Mastercard, no tiene precio. Además de que con un porcentaje partidario tan chiquito no creo que lo digan en serio.
Ahora bien. ¿Cuáles serán las consecuencias? Desde hoy, en lo local y nacional, surgirán decenas de análisis de la ruptura PRI y Panal, y es de suponerse que la mayoría beneficiarán de una u otra manera al partido de Enrique Peña Nieto por haberse sacudido a Elba Esther Gordillo y por tener la oportunidad de restablecer al interior el orden perdido.
Sin embargo la realidad global no es la misma que la local. Aquí, quien gobierna es elbista y, supongo que, eso debe tener achicopalados a más de un jilguerillo tricolor que ya traía juego con el mandatario. Uno puede entender que los acuerdos cupulares se rompan, como fue el caso, pero los que nunca podrán romperse entre los políticos profesionales son los intereses en común.
En lo personal, no creo que la relación y los planes que ya se traían entre manos Rafael Moreno Valle y el PRI poblano cambien demasiado. O, más bien, creo que no deberían de cambiar. No, porque el mandatario no tendría que subestimar las posibilidades de que ese partido recupere la presidencia de la república y de que un número elevado de candidatos priistas –con o sin su ayuda- se cuele a las cámaras.
Jugar con dos cartas: PRI y PAN, es mejor que jugar con una sola. Elba Esther se lo enseñó. Ayer mismo, La maestra, hablaba en tono mesurado de la ruptura del Panal y del PRI, pero también de su amista y relación afectuosa con Peña Nieto; se nota pues que la señora no quiere pleito con el mexiquense. Elba Esther y Moreno Valle, son muy listos, saben que apostar en este momento al PAN es apostar al perdedor; y también saben que Andrés Manuel López Obrador los repudia. Y allí no puede haber nada. No son tontos querrán venderle favores al tricolor. O deberían intentarlo.
¿Qué otras consecuencias podría haber? Seamos objetivos. Las únicas consecuencias, son las que saltan a la vista. Que a Aréchiga y a Agüera ya se los chupó la bruja; y que a los Cirilo´s y Alejo´s muy probablemente también. La vida sigue…, dirán la maestra y El góber.
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