Por las entrañas del poder


Jesús Ramos

26/11/2012

 

El subsidio marca la diferencia


Cada encabezado o señalamiento de ataque a la libertad de expresión en Puebla, en el sentido más estricto de la palabra, es una contradicción de lo que se acusa. ¿Por qué? Porque en nuestro estado quién quiere decir algo lo dice y quién quiere callar calla. Es una decisión individual. Aunque tampoco hay que ocultar que las dos cosas tienen un costo por pagar dentro y fuera de las redacciones.


Pongamos de ejemplo a los 19 periodistas que iba a demandar el estado por el delito de daño moral y que a final de cuentas resultaron ser únicamente dos: Fabián Gómez y Adrián Ruiz. Confieso que desconozco qué criterio se utilizó para elegir a los afortunados, pero lo que si me queda perfectamente claro es que, igual que los 17 restantes, siguen escribiendo lo que les viene en gana. Y todos los días lo refrendan.


Atacar la libertad de expresión se oye a algo así como bombardeó, como lanzamiento de misiles contra los indefensos periodistas. Sin embargo en la realidad, se entienda como se entienda, ese ataque (siendo honestos) no sólo viene del estado también de las propias redacciones impresas y electrónicas.


¿Cuántas veces un periodista ha sido víctima de la censura en su propia casa editora? Duele aceptarlo pero es una realidad. ¿Cuántas veces ha sido amenazado por el estado o por grupos sociales descubiertos o encubiertos y la editora lo deja a su suerte? ¿Cierto o falso? Por eso decíamos que hablar o callar es un privilegio en nuestra entidad que se paga con el empleo, la censura, el pleito legal o con la vida.


No confundir. Una cosa es el ataque a la libertad de expresión y otra, muy distinta, son las añoranzas intestinas por los subsidios gubernamentales que se fueron con el anterior régimen priista. Parecen lo mismo, pero son dos conceptos distintos que pueden ser manipulados a conveniencia según el bando donde se encuentre el medio en cuestión: el subsidiado o el no subsidiado.

 

Si el medio es subsidiado el ataque a la libertad de expresión viene de adentro. La censura es política editorial. Por el contrario, si no recibe financiamiento gubernamental entonces la libertad de expresión corre el riesgo de ser manipulada como causa para guerrear por la ausencia del subsidio. Pregunto: ¿Cuántos medios que acusan ataque a la libertad de expresión la han atacado desde adentro? El gobierno por su naturaleza ególatra y siniestra lo hace, ¿y la prensa por qué?

 

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