Por las entrañas del poder


Jesús Ramos

27/08/2010

Salvoconductos y cuotas de poder

El rol que juega Valentín Menéses en la rúbrica del actual sexenio no debe ser cosa fácil. Y no, porque como Secretario de Gobernación fue en sus brazos donde estiró la pata la era marinista en las elecciones pasadas. No debe serlo, porque su cara de palo en los recovecos de la entrega-recepción debe compungirlo, sus peliagudos cálculos para retener el PRI estatal tienen que preocuparlo y repartir las últimas migajas del gobierno a través de notarías públicas tendría que avergonzarlo.


Aunque siendo rigoristas, eso de la vergüenza más valdría tomarlo con desconfianza y reserva porque siendo Valentín lo que es, un político que maneja la política interna del estado, su sentimiento de vergüenza bien podría pasar a un segundo plano, algo que saben hacer, y bien, los políticos de aquí, allá y acullá.


Complicado y lo que guste con el tema de las notarías, Valentín Menéses estaría tragando camote sin hacerle gestos, aclarando pues que eso de Tragar camote no es más que una expresión folclórica de nuestro México lindo y querido que se ajusta a la situación de apuros y peligros del secretario en prenda.


Existen regalos que se pueden ocultar, siendo de amor, cumplido o de urbanidad, pero no las notarías por ser patentes de corzo de interés público reguladas mediante una Dirección o instancia  dependiente del gobierno. Y lo que es mejor, no pueden repartirse en lo oscurito, si acaso negociarse o acordarse, cosa que puede intuirse incluso antes de ser entregadas.


Leer nombres de políticos y funcionarios antes de concluir la ceremonia protocolaria de notarías públicas es una mala premonición, de hecho me atrevo a creer que es la sinopsis de en quiénes recaerán las nueve patentes de corzo que serán repartidas en cosa de días. Y así como no debe dudarse que la esposa de Valentín Menéses obtendrá una de ellas, tampoco dude usted que atinará a las ocho restantes que imagine. No hay pierde.


Lo dicho, fueron otros los que hicieron el cochinero, sin embargo es Valentín el que debe poner su cara de palo y hacer el quehacer doméstico medio pasando la franela por los rincones donde huele feo o tiene suciedad, tragándose su coraje. ¡Valentín, sube la palanca! ¡Valentín, baja la palanca! Pobre Vale.


Dime qué notaría tienes y te diré a qué sexenio correspondes.


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La razón de por qué Valentín Menéses y Fernando Manzanilla no han podido reunir a sus representados, dígase el gobernador Mario Marín y el gobernador electo Rafael Moreno Valle acentúa sus por qués no en las apretadísimas agendas de ambos personajes, sino en los propósitos de Menéses por obtener negociaciones a cambio.


¿Qué tipo de negociaciones? Son variadas, y van desde lo político, presupuestario y administrativo hasta lo gandalla y desquiciado. Hay quienes a esto le llaman salvoconductos, otros les dicen cuotas de poder. La idea es buena, habrá qué ver si prospera.

 

Pedir no empobrece, dar es lo que mata.

 



 
 

 

 
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