Por las entrañas del poder


Jesús Ramos

30/03/2012

 

Bonito fuera que en los partidos sobraran las mujeres populares


El problema no son las leyes que protegen la representatividad de la mujer en los puestos de elección popular; el problema, es que los partidos políticos, todos,o bien se desentendieron del tema o bien crearon castas de mujeres -y de hombres- que impiden el surgimiento de cuadros frescos y novedosos; ese, es el verdadero problema que obligó al PRI, PAN y a las izquierdas a rediseñar sus listados originales de candidatos para cumplir con la ley electoral.

 

Ni Arturo Rueda ni Enrique Núñez deben consternarse por lo que de ellos piensen en referencias de misoginia. Estoy convencido que aman a las mujeres con mayor pasión y respeto que el mismísimo Manuel Acuña. Las leyes, señores, no fueron creadas por los periodistas o por el pueblo, las leyes fueron elaboradas a interés de los partidos políticos representados en las cámaras alta y baja del Congreso de la Unión. Y ahora se joden, deben respetar sus bodrios.

 

Pero bueno, vayamos a los ejemplos del poco interés que los partidos políticos han depositado en sus fuerzas básicas, a manera de analogía, como el Puebla de La franja y otros equipos de fútbol. El PRI del Distrito Federal se vio forzado a repetir con Beatriz Paredes Rangel por no contar, ya no digamos siquiera con otra mujer para ese puesto, tampoco con un hombre competitivo.

 

El mismo pecado cometió el PAN. Isabel Miranda de Wallace es candidata de ese partido al gobierno del DF porque entre todos sus políticos y militantes no tuvo uno que fuera realmente competitivo, incluyendo a Mariana Gómez del Campo. ¿Misoginia? No lo creo, más bien, no tuvo de dónde agarrar y agarró de fuera de su corral, y con tan mala suerte que ni Wallace le funcionó.

 

Bonito fuera que el PAN, PRI y las izquierdas tuvieran un titipuchal de mujeres de todas las edades, lo mismo capaces que populares e inteligentes para nominarlas candidatas por ser mejores que los hombres, pero no, si no las tienen es porque se crearon castas de féminas –y de machos- que desde hace varios lustros no dejan pasar nuevos cuadros a sabiendas de que las desplazarían. Por eso en cada uno de ellos se cuentan y encuentran pocos garbanzos de a libra. 

 

Las mujeres son tantas y tan hermosas e inteligentes que si se organizaran al interior de los partidos desplazarían a los hombres con la mano en la cadera;pero como eso se antoja difícil que ocurra, cuando menos de aquí a mañana, entonces, los machos políticos les dan los espacios que quieren, donde quieren, el IFE los obliga a dárselos o, como suele ocurrir, las ocupan de “Juanitas” para hacerlas ganar y si lo logran las renuncian para que suba un hombre.

 

En el panismo poblano la cuota de género son asuntos de apellidos, grupos religiosos y castas; en el PRD, es de tribus y de mercenarios; y en el PRI de obstrucciones, de no darles chance a otras nuevas chicas del coro.

 



 
 

 

 
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