Por las entrañas del poder


Jesús Ramos

30/07/2012

 

¿Será bueno que nos visite la Marina?


Después de lo ocurrido la semana pasada, no me queda claro si la presencia de la Marina en Puebla es para bien o para mal. Cada que vienen, atrapan capos de gran calado y se los llevan ya sea para el centro del país o para el extranjero. ¿Y si vinieran más seguido? ¿Y si de plano se quedaran acuartelados aquí? ¿Y si los que se llevaron no son todos? ¿Y si saben que somos la Isla Caimán de los narcos, por qué demonios se van?


Una cosa es cierta, los últimos en enterarse que los grandes capos de la droga viven con nosotros, para acabarla de joder (y ya se volvió costumbre), son los poblanos y nuestras autoridades estatales, a quienes supongo también los agarraron con el Jesús en la boca y los calzoncillos a media pierna. Cualquier analogía con el marido cornudo es mera coincidencia.


Hacen bien los secretarios de Gobierno y de Seguridad, Fernando Manzanilla y Ardelio Vargas, en calmar a la población. Aquí no pasa nada. Que siga la fiesta. Mesa que más aplauda. Los capos no viven en la isla de Puebla, ni seguirán viviendo. En fin. Y siendo sensatos, son nuestras autoridades las últimas que deben apanicarse; sería imperdonable que lo hicieran.


Sin embargo, vuelvo a lo mismo, viene la Marina y se sueltan los balazos, viene la Marina y algo se lleva, viene la Marina y caen peces gordos. Es entonces cuando me brinca la disyuntiva, ¿será bueno que vengan o que no? Y por supuesto que cuando llegan no le avisan ni a Manzanilla ni a Ardelio ni a nadie, ni tienen por qué hacerlo, los marinos como el chahuistle, caen donde quieren. Tienen manga ancha en Puebla y en todo el país, son territorio Telcel.


Lo ridículo del asunto es que cada que caen capos, aquí, la historia se repite, como suelen hacerlo las historias de la vida común. La prensa refresca la pregunta de rigor: ¿somos el paraíso de los narcotraficantes? Ya chole. Y la respuesta de las autoridades, sean bartlistas, melquiadistas, marinistas o morenovallistas, parece ser copiada del mismo examen y con tono de encabronamiento para que amarre: ¡¡no somos residencia de narcos, son hechos aislados, esporádicos, estaban de paso, andaban de parranda!! Rescatando aquella frase célebre de don Vicente Fox, diremos: vienen a comerse un molito, un chile en nogada y se van.


Que nadie se sorprenda, ellos como nosotros tienen todo el derecho de pasearse por Puebla, vivir en Puebla o hacerlo en Tijuana o Mérida, mientras puedan y tengan la habilidad de hacerlo. Da lo mismo. Somos un país libre y si su negocio es la droga, qué les impide hacerlo en nuestro estado. ¿Quién los asusta o ahuyenta? ¿Ardelio, Manzanilla, Rafa gobernador o la prensa poblana?

 

Seamos realistas, el narco está aquí y en todos lados, así es que cuando regrese la Marina, es porque otro pez gordo caerá en nuestro terruño. La suerte estará de nuestro lado si no quedamos en medio de su guerra, como ha ocurrido en otros lugares del país, porque ni la Marina ni el Ejército se detienen por la sociedad civil cuando los plomos se sueltan. Insisto, ¿será bueno que vengan o no?

 

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