Por las entrañas del poder
Jesús Ramos
13/01/2010
David vs Goliat, versión remix
Pensar que Mario Marín quiera dinamizar políticas de conciliación con Enrique Doger, es tanto como creer que éste último tenga intenciones serias de meter el freno hasta el fondo de su bólido para, ya estático y con el motor en off, lamerse las heridas con el primer priista, aceptar dádivas y pedirse perdón, mutuamente, por las afrentas de aquellos fragorosos ayeres.
En definitiva no creo que ocurra ni lo uno ni lo otro. Para fortalecer la hipótesis de por qué Marín no consideraría negociaciones ni acercamientos futuros con Doger diré que el psicólogo Jean Piaget estableció que buscar la reconciliación con el adversario o enemigo por factor común lleva a la ruina.
Luego entonces, Marín entendería que si otro acercamiento entre ellos dos tuviera lugar, sería prácticamente para negociar la candidatura a gobernador, cosa que está fuera de cualquier mercadeo por habérsela entregado a Javier López Zavala, amén de que la acción sería interpretada por los críticos como un acto de sometimiento de David hacia Goliat.
Ponerse en los zapatos de alguien ajeno a nosotros para intentar experimentar sus sentidos, ideas y actuaciones resulta arriesgado, pero al fin y al cabo anecdótico. Así pues, si yo fuese Marín admitiría –solo en mis adentros- que me equivoqué por no haber aniquilado a Doger cuando pude hacerlo años atrás con sus cuentas públicas.
Lamentaría haberle dado tantas oportunidades para redimirse y haber prolongado su participación en la política interna del partido. Y en un ejercicio de catarsis individual, admitiría que su arte para engañar fue igual o mejor que la de Maquiavelo, pues superó con creces mis largos, respetables y retorcidos bigotes.
Ya en ese plan, con contadas estrategias para aplastarlo, por habérseme agotado el tiempo –obviamente-, apostaría a someterlo a través de la fuerza y energía, cerrarle puertas y encorajinarlo, aunque a veces la fuerza no sea lo más recomendable por las connotaciones opresivas que conlleva y magras ganancias que ofrece.
Si yo fuera Marín, aceptaría que Doger me causó suficiente daño dentro del PRI, pero también concluiría que su migración sería benéfica por remedio y estrategia de captación de voto antipriista con otra identidad partidaria. ¿Por qué? Porque entonces, como dijera Napoleón, tendría un enemigo declarado para atacarlo directo y por los flancos.
Caso opuesto. Si yo fuera Doger, pensaría igual que Adolfo Hitler: ninguna estructura puede durar mucho tiempo, cuando se pudre desde dentro. Por esa razón estaría urdiendo horadar, perjudicar, dañar lo más posible al PRI antes de enfrentarlo cara a cara como adversario oficial y reconocido desde un frente opositor.
Igual que William Shakespeare saborearía que a buen fin no hay mal principio y me prepararía para el proceso de selección de candidato a gobernador, para reclamar mis derechos partidarios, divulgar los improperios y actos de autoritarismo y denunciar a los villanos del relato priista ya anunciado.
Si yo fuera Doger ejercitaría aquella añeja práctica de güelfos y gibelinos: los enemigos de mis enemigos son mis amigos y me aliaría formal o soterradamente a los dolidos antimarinistas sin importarme su ruta ideológica, status quo y modus operandi para librar una guerra más equitativa.
Eso haría, pensaría y experimentaría si yo fuese Marín o Doger, pero como no lo soy, creeré que Doger llevó tan lejos el caos por la candidatura a gobernador dentro del PRI que fue incapaz de detenerse a tiempo, más por imprudencia que por planeación y trazo, mientras que Marín, pensaré, fue víctima de los errores y soberbias de quienes sucumben a las delicias del poder.
Ser uno u otro, no debe ser nada fácil.
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Los perredistas que se oponen a la Alianza PAN-PRD practicarán Las leyes de Newton cuando publiciten la Candidatura Legítima de Arturo Rivera Pineda para el gobierno del estado, que sería paralela a la de Moreno Valle.
Y es que entre los mismos opositores ya dan por hecho que La alianza se formalizará en la ciudad de México por no existir condiciones ideológicas en Puebla que amalgamen a la derecha recalcitrante con la izquierda radical en un mismo y único proyecto que sería sacar al marinismo de Casa Aguayo.
Interesante será atestiguar la cena de negros que protagonizarán las tribus del Sol Azteca en plena contienda constitucional con dos candidatos, uno por la alianza PAN-PRD y otro con la famosa Candidatura Legítima que acuñó Andrés Manuel López Obrador en sus tiempos de guerra con Felipe Calderón, mismos que por lo que se ve ya se olvidaron.
Autoría intelectual
***En el agarrón que protagonizaron Anatere y Rafael Moreno Valle en el registro de sus candidaturas a gobernador, quedó evidenciado que a Juan Carlos Mondragón Le quedó grande la yegua, dijera Alicia Villareal, para establecer acuerdos políticos de respeto y disciplina. **Andrés Vicente Ruiz Celio, secretario de Seguridad Pública del ayuntamiento, no es el único que usa vehículo blindado, Blanca Alcalá también dispone de esa protección en una de sus dos camionetas Durango, color blanco. ¿Cuál será su temor? ¿A qué le temen? **¿Alguien podría darme razón de los candidatos a presidente municipal del PRI y PAN? O será que Montero competirá por los dos partidos en una alianza inesperada y sorpresiva para por fin quitarse la malaria.
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