Por las entrañas del poder


Jesús Ramos

14/06/2010

Es un avión, ¡noo! Es un pájaro, ¡noooo! Es Súper Melquiades

Melquiades Morales es un político que juega tres roles distintos en esta elección. Y pocos lo han notado. De hecho, existen fundadas razones para pensar que bien pudo ser el mismo Mario Marín quien desde el graderío lo obligó sutilmente con el Hoyo Financiero a ponerse la del PRI en las elecciones del 4 de julio a pesar de tener poco contacto con las canchas locales y escasa condición física.


Sin embargo, que no se olvide que Melquiades, es por donde se le quiera ver y comparar como los grandes cracks del fútbol, podrá alejarse de los escenarios por temporadas largas, pero la magia para acariciar el balón de la política seguirá siendo la misma aunque transcurran los lustros. Justo así, es el senador de la república, pocos como él practican la política y deciden su resultado con una sola genialidad.


Melquiades fue metido al campo de juego electoral no para desmarcase de Rafael Moreno Valle, como equivocadamente lo interpretaron algunos analistas, sino para informar al ejército y estructura priista del estado que su imán taquillero no solo sigue estando dentro del partido, sino que además apoya a Javier López Zavala para que sea el próximo gobernador de Puebla aunque no sea melquiadista.


Consumatum, diría Jesús de Nazaret. El primer aforismo de Melquiades ya fue cumplido. Marcó distancia con Moreno Valle y al hacerlo se acercó, irremediablemente, al marinismo para darle fuerza, vigor y autoridad moral a un grupo que no es el suyo. Y aunque algunos de sus exfuncionarios entregaron en lo público sus naves al candidato de Compromiso por Puebla, dígase Antonio Zaraín y Mario Riestra, Melquiades también obsequió las propias al PRI y a Zavala a los ojos del mundo.


La diferencia entre Melquiades y Zaraín cala hondo, pero es auténtica y sincera. El primero, fue el jefe, el líder pues de una corriente política y de pensamiento conservador en el estado; y el segundo, un empleado y metepatas obstinado de inversiones fratricidas que en su momento llevó a la ruina a miles de familias.


El segundo rol melquiadista se cumplió la semana pasada, cuando sus leales centauros se incorporaron a la campaña gubernamental en calidad de promotores y coordinadores del voto tricolor, aunque quizá no hagan ni lo uno ni lo otro. Dice el dicho “piensa mal y acertarás”, pareciera que el acuerdo hubiese sido: desaparición del Hoyo Financiero, a cambio de la suma del melquiadismo. Y el pacto se ha cumplido, cual caballeros de modernas mesas redondas.


Pero la historia y el juego resultan tan buenos que sería imposible que terminaran aquí. Por eso mismo, habría que ponerse en los zapatos de Mario Marín para comprender que aún cuando Melquiades pudo revalidar sus afectos al PRI y anexar a gentes suyas al proyecto zavalista, será su tercero y último rol el más crucial y determinante en caso de que la elección de gobernador se judicialice tal y como lo pronosticó Moreno Valle.


Dese por enterado, que si eso llegara a ocurrir, el auténtico defensor del pleito legal, no será Ricardo Velázquez ni Miguel Maya Pizaña ni ningún bufete de abogados de orden nacional que se le parezca, sino el mismísimo Súper Melquiades Morales por razones que ya explicaremos en la otra entrega.


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Rafael Moreno Valle no se ha percatado o se ha negado a entender, cegado por el fragor de la batalla, el verdadero papel que juega Carlos Escobar en la extensa y húmeda red de infiltraciones que sirve a Mario Marín desde las internas del PRI, PAN y PRD, hasta la elección constitucional en curso.


Carlos Escobar trabaja para Marín, no de apenas, desde la subsecretaría B de Gobernación en tiempo de Manuel Bartlett, y aunque pareciera que están peleados o que Escobar se encuentra resentido con Marín, la verdad dista mucho de la realidad; Escobar sigue sirviendo a Marín, detrás de su rencor fingido.


Su primera misión, fue infiltrar a Enrique Doger en la interna del PRI para gobernador; desde ese entonces, Marín necesitó una gente suya, confiable y leal, incrustada en las filas dogeristas porque hábil como suele ser calculó la probabilidad de que si el exalcalde emigraba al PAN y por consiguiente al regazo de Moreno Valle, con Escobar tendría información de primera mano de ambos candidatos.


Doger finalmente se quedó, pero Escobar le seguirá sirviendo a Marín como lo ha hecho desde hace tantos y tantos años en su calidad de Caballo de Troya versión remix.

 

Autoría intelectual

 

****Las constantes visitas de personajes nacionales como Cesar Nava, Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel, Marcelo Ebrard y Jesús Ortega hacen pensar que la alianza PAN-PRD venderán cara su derrota en Puebla. **Por cierto, se supo que esta semana podría venir Elba Esther Gordillo no para apoyar públicamente a Moreno Valle, sino para aceitar la estructura del SNTE de cara a los comicios. **El evento que sostuvo Moreno Valle y Santiago Creel en Tecamachalco estuvo más que bueno.

 



 
 

 

 
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