No cabe la menor duda de que la decisión tomada ayer por el presidente Felipe Calderón -posponer el aumento a la gasolina hasta el 2008-, fue una decisión de sobre vivencia política y de distracción, la primera porque como todos saben, en los últimos meses la percepción de su gobierno en la mente de millones de mexicanos ha sido severamente mermada, ello como consecuencia de que para muchos la lucha contra la delincuencia no ha logrado los resultados ofrecidos; otro golpe a la credibilidad de su gobierno lo fue el asunto de Zhenli Ye Gon y el tráfico de seudoefedrina, aunado a los constantes enfrentamientos con Marcelo Ebrard; sin olvidarnos que lo que vino a rematar la disminución de aprobación de su gobierno fue el indignante cambio millonario del rancho de los Fox, y como si no fuera suficiente, la lucha encarnizada que ha mantenido dentro de su partido por el poder, le ha partido toda la… estrategia mediática diseñada desde el inicio de su mandato; ha resultado por demás negativo haber distraído sus baterías en contra del control férreo que tiene Espino dentro de las estructuras del panismo; en fin, la imagen pública de su gobierno está siendo dañada por propios y extraños.
Por lo que concierne a la parte de distracción, cabe señalar que ante los propios escenarios creados por su gobierno, como lo son: la reforma electoral y la fiscal, no tuvo más opción que ceder en esta última para poder así evitar dañar aún más la percepción ciudadana de su gobierno, ya que sabia que aumentar el costo de la gasolina le haría perder un número significativo de puntos dentro de las mediciones mediáticas, además de que hacerlo era tanto como darle la razón a López Obrador en sus críticas hacia las medidas fiscales que viene tomando su gobierno.
Es evidente que la decisión de no aumentar el costo de los combustibles fue por la coyuntura política y no, como una expresión de solidaridad de su gobierno hacia la economía de millones de mexicanos.
Que quede claro para todos, la decisión de posponer el aumento a esos energéticos, sólo es una conveniencia para el gobierno, y: ¡como siempre!, es hacer que el pueblo no sienta el golpe de inmediato, sino que sepa que lo va a recibir pero hasta el 2008, pues así se logrará tener menos críticas, ya que el otro año no restará más que decir: ¡ya sabían que iba haber aumento de precios en la gasolina y otros combustibles!, sobre aviso no hay engaño. Luego entonces, posponer tal decisión, únicamente es un analgésico temporal.
Cambiando de tema; desde éste espacio envío mi más sentido pésame a la familia de Mario Mendoza. Una vez más se confirma que todos estamos de paso, y que nadie, tiene comprada la vida… que descanse en paz.
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