De Fondo


Jesús Rivera


+Setenta años de defensa del petróleo
+Rechazo a la privatización


Ante la fortalecida embestida del gobierno federal en todos los medios de comunicación de masas, incluida la Internet , con mensajes y spots a favor de que se privatice el petróleo, hoy todavía en poder de la nación,  y que, además, se permita la generación y venta de energía eléctrica por empresas extranjeras, es necesario recordar la lucha  sostenida por la mayoría de mexicanos desde 1938, en que, con Lázaro Cárdenas como presidente de la república, se nacionalizó la industria petrolera que estaba en manos de empresas extranjeras, que tenían a México sumido en la miseria.


Hoy setenta años después, la lucha sigue.


Ahora que está el debate en el Senado, es oportuno citar a Cuauhtémoc Amezcua, primer secretario general del Partido Popular Socialista de México:


“En el caso de nuestra Industria Petrolera, los setenta años transcurridos de 1938 al actual, 2008, han constituido un largo período de presiones de quienes nunca aceptaron su derrota y por todos los caminos han pretendido revertirla, y, por tanto, también han sido los de una larga e incansable lucha de las fuerzas más lúcidas y patrióticas, para defender esa enorme riqueza nacional, evitar su saqueo, ponerla de manera plena al servicio de la nación y el pueblo, y evitar que se apoderen de ella, de nueva cuenta, quienes sólo la ven como un medio de lucro de dimensiones gigantescas, para su beneficio particular”.


Privatización. “Una y otra vez los que han pretendido revertir la nacionalización han usado los mismos argumentos: dicen que las cosas han cambiado; que ahora, transcurrido el tiempo, las nuevas circunstancias exigen de recursos tecnológicos de los que carecemos, y de recursos económicos que tampoco nos alcanzan. Ahora el pretexto son los yacimientos en aguas profundas, pero el argumento es viejo y reiterativo: lo han usado en innumeras ocasiones. Ya en 1938 decían lo mismo: “es una industria muy compleja; sin las empresas extrajeras, sin sus técnicos, sin su tecnología, sin sus recursos, México no podrá explotarla ni sostenerla, menos desarrollarla”; pero los trabajadores petroleros mexicanos, los técnicos mexicanos han desmentido con hechos una y otra vez el desgastado alegato”.


“Quienes quieren la reforma energética son los negociantes inescrupulosos ávidos de lucro para acrecentar más sus enormes fortunas; y las grandes potencias que advierten que su poderío militar y económico corre peligro en la medida en que pierdan el acceso a fuentes de energía abundante y lo más barata que sea posible”.


Saqueo. “No es necesaria ninguna forma de privatización, ni abierta y franca ni encubierta y furtiva. Por el contrario, es necesario revertir la que se ha venido dando de manera velada, buscando salidas ilegales y manipuladas a las prohibiciones que establecen la Constitución y la Ley reglamentaria del artículo 27 constitucional en materia petrolera: “Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrogeno sólidos, líquidos o gaseosos o de minerales radioactivos, no se otorgaran concesiones ni contratos, ni subsistirán los que, en su caso, se hayan otorgado y la nación llevara a cabo la explotación de esos productos, en los términos que señale la ley reglamentaria respectiva”, (Art. 27 constitucional) “Corresponde a la Nación el dominio directo, inalienable e imprescriptible de todos los carburos de hidrógeno que se encuentren en el territorio nacional -incluida la plataforma continental- en mantos o yacimientos, cualquiera que sea su estado físico, incluyendo los estados intermedios, y que componen el aceite mineral crudo, lo acompañan o se derivan de él”, (Art. Primero de la Ley ) “Sólo la Nación podrá llevar a cabo las distintas explotaciones de los hidrocarburos que constituyen la industria petrolera...” (Art. Segundo) “I. La exploración, la explotación, la refinación, el transporte, el almacenamiento, la distribución y las ventas de primera mano del petróleo y los productos que se obtengan de su refinación; II. La exploración, la explotación, la elaboración y las ventas de primera mano del gas, así como el transporte y el almacenamiento indispensables y necesarios para interconectar su explotación y elaboración, y III. La elaboración, el transporte, el almacenamiento, la distribución y las ventas de primera mano de aquellos derivados del petróleo y del gas que sean susceptibles de servir como materias primas industriales básicas...” (Art. Tercero)


Es necesario prohibir de manera expresa al gobierno que siga saqueando los recursos de PEMEX, impidiendo la necesaria reinversión en la exploración de yacimientos, la construcción y modernización de las refinerías, el mantenimiento adecuado de las instalaciones, la investigación y el desarrollo de tecnologías de punta. Es menester impedir que se sigan dando las prácticas criminales, contra la nación y el pueblo, que ejerce el actual gobierno y que han ejercido todos en los últimos veinticinco años, prácticas deliberadamente destinadas a debilitar la industria petrolera nacionalizada, llevarla a la inoperancia y a la quiebra, como pretexto para la apertura creciente a los capitales privados, es decir, a la reversión del decreto expropiatorio emitido por Lázaro Cárdenas, el presidente visionario y patriota, hoy hace setenta años.




 
 

 

 
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