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Freaks

un Clásico de lo Grotesco



Zeus Munive


Los pantalones perdidos de Toño Sánchez

 

Yo no sé lo que usted considere, pero si a Francisco Fraile le fue mal con el asunto aquel de “jala más un par de tetas que un par de carretas”, a Toño Sánchez no le irá nada bien ahora que en su espot publicitario dice que él sí tiene pantalones.


Qué diablos querrá decir cuando es notorio que Blanca Alcalá usa faldas, por cierto no es muy buena su costurera, pero en fin.


La jugada de Toño Sánchez al señalar que sí tiene pantalones es tan dudosa como pensar que Alejandro Armenta Mier no desvía recursos de Sedesol, como pensar que Óscar Aguilar no ha hecho negocios con las casas del Instituto Poblano de la Vivienda, que Luis Alberto Arriaga sabrá legislar una vez que abandonó la caja idiota, es decir


nomás nadie le cree.


Es como cuando Carlos Loret de Mola dijo: “¿Sabe qué?  Pues no le creo.”


La caracterización del Tío Polito cantando “Las rejas de Chapultepec” le queda más a don Toño Sánchez que la de un tipo que trata de sacar a flote su misoginia.


Su personaje es más cercano a don Teofilito —por cierto Miguel Álvarez Lozano sería el Andovas—, ya que es su forma de ser: un vejete con buenas intenciones de gobernar la ciudad, nada más.


Las preguntas que surgen al escuchar su nuevo lema son:


¿A caso debe reafirmar su hombría?


¿Es un machista?


¿Necesita una buena muda de ropa?


¿Ya no le alcanza para sus topeka?


¿No usa calzones?


Toño Sánchez dice tener pantalones, pero al interior de su equipo aseguran que ya no escucha a nadie. Está perdido. Se ha ensimismado. Vive interiorizado. Habla con voces que escucha que le dicen cómo llevar la campaña. Se ha encerrado en él y ya no es el abuelito que todos quisieran tener para que les invite un chocolatito caliente y les cuente sus aventuras en la Revolución Mexicana.


Este abuelito ya tiene pantaloncitos, dice él.


Es, digamos, un abuelito ye-ye. Es decir, muy a la onda, con literatura idem, quien muestra demasiada misoginia al criticar que su oponente no usa pantalones.  La verdad es que es pésima esta idea, pues “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”.


Aunque insistimos que también sería bueno un cambio de costurera para la maestra Blanquita Alcalá, pues la verdad sus vestiditos están muy gachos, aunque ese no es el tema de esta columna.
 
¿Quién es ese jicotillo que anda en pos de doña Blanca?
La semana pasada, el lunes para ser exactos, se llevó a cabo la reunión de priistas de la cual algunos columnistas ya han detallado. Lo que nadie ha comentado es que durante la reunión algunos de los altos jerarcas del priismo se preguntaron de dónde ha sacado dinero Blanca Alcalá para su campaña.


“¿De dónde?”, se dijeron, ya que resulta que hasta el blancamóvil  ya recorre las calles y con el tanque lleno.
Lo que más le sorprendió al priismo es que a ella la han estado bloqueando para realizar actos y no le han bajado los suficientes recursos para que haga su campaña. Sólo la han apoyado para tapizar con su look a la Lucía Méndez tan comentado.


Incluso, aunque ella lo negará rotundamente, hay algunos priistas que han tratado de bloquearla para, en cambio, promocionarse ellos mismos. Algunos de estos priistas son quienes se han manifestado en contra de la presencia del grupo Sostén en donde participa la mismísima amante de Ahumada, Rosario Robles Berlanga como asesora de imagen de la candidata. Sí, en efecto, los mismos que se negaron a pagar dos mil pesos a los brigadistas juveniles que harían campaña por la ex funcionaria estatal.


Y es que por más que le buscan no encuentran cómo es que Blanca ha  logrado obtener recursos.


Hábil ella, resulta que ha obtenido recursos de sus amigos los bartlistas, que aunque parece que no, pero aún existen en Puebla.


Bueno, uno de ellos, según Manlio Fabio Beltrones, es más cercano al calderonismo, pues nos referimos a Jorge Estefan Chidiac.


Se dice, incluso, que el propio Manuel Bartlett ha apoyado con recursos y para bienes a la candidata priista que tiene que sortear a algunos de sus compañeros de partido que tratan de controlarla y ningunearla.


Recuerdan por ejemplo, la “cruzada” que existió contra María Esther Sherman al inicio de la campaña al señalarla como una enviada de los tecos, bueno, eso era parte de la guerra interna que sufrió la candidata priista que poco a poco va alcanzando a su contendiente panista.


Las guerras internas en el PRI en contra de Alcalá están a la orden del día y son demasiado ocultas, pero aunque ellos mismos lo nieguen sí han existido intentonas para bloquearla.


Y todo por un excesivo protagonismo, por una baja autoestima, por mala leche y por la desesperación de haber perdido un cargo público.


 

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